Racing de Santander y Noja son junto al Ourense los únicos clubes del grupo I de la Segunda B que arrastran nóminas pendientes con sus jugadores

Las ovejas negras

La plantilla de Club Deportivo Ourense acumula hoy tres nóminas de retraso en sus salarios. Momento crítico en un vestuario intachable temporada tras temporada y en el que el 'núcleo duro' ya está curado de espanto. Un Ourense que consiguió el ascenso a Segunda B en una temporada explosiva en los despachos y que la pasada liga consiguió la permanencia de nuevo con los retrasos en los cobros a la orden del día.

Esta temporada la vuelta de tuerca es ya asfixiante. Los impagos llegaron ya desde el inicio y se mantienen al mismo ritmo que la plantilla y el cuerpo técnico encadenan victorias y loas. Números antagónicos en las oficinas y en la clasificación en un club carcomido por dentro desde hace años y un equipo que invita a soñar incluso con el ascenso a la Segunda A.

La directiva encabezada por Alejandro Estévez toma el relevo de predecesores con idénticas buenas intenciones pero también se toparon con un lastre heredado del que no tienen culpa alguna y que ahora condiciona todo lo bueno que se tratar de crear. Arenas movedizas que engullen lo que se trata de construir.

El Ourense es cuarto en la clasificación a cinco puntos del líder Racing de Santander. Curiosamente los dos equipos en peor situación económica del grupo junto al virtualmente deshauciado Noja.

El colista adeuda cuatro nóminas a sus jugadores y hoy pretende poner al día al equipo después de tres meses rocambolescos. Un equipo que comenzó la campaña de la mano del grupo encabezado por el representante Luis Bernardo Pérez y al que ya sólo le quedan 14 jugadores en plantilla tras su 'fuga' y la llegada de una directiva incapaz de hacer frente a las nóminas. El Ayuntamiento aportará 90.000 euros para tratar de evitar la quiebra. 20.000 de ellos irán a la Seguridad Social, 15.000 al ex entrenador Claudio Arceno, 3.000 al preparador físico Juan Bertoni y los otros 45.000 a la plantilla. Después los jugadores serán libres para marcharse y los que se queden tendrán que renegociar sus contratos a la baja. Seis tienen su salida decidida y el club intentará cerrar siete llegadas entre fichajes y cesiones para seguir compitiendo.

Unos kilómetros más al oeste el dramatismo no es menor. El Racing de Santander daba ayer la campanada en la Copa del Rey eliminando al Almería pero la dueda de más de 30.000.000 de euros condena a un histórico. Agustín y Nieto ya han abandonado el club y Koné está a un paso del Osasuna.Un desgaste permanente para una plantilla a la que se le deben tres nóminas y al que se le prometen pagos que nunca llegan.

La última vía prometida es la venta del portero Dani Sostres al Recreativo de Huelva por una cantidad que oscilaría entre los 300 y los 400.000 euros, aunque para ello el club quiere obligarlo a sellar su fichaje cambiando de representante y utilizando a Eugenio Botas, al que se tilda de director deportivo en la sombra del club.


Austeridad obligada
Santander, Noja y Ourense son los únicos clubes con impagos a sus plantilla. Los demás tomaron nota de lo ocurrido a clubes como el Salamanca. Los charros desaparecieron el pasado verano y dejaron el grupo cojo con sólo 19 equipos.

Ciudades como Burgos o Logroño saben bien lo que es eso, han vivido desapariciones de clubes que mirando a los ojos a los mejores en tiempos que ahora suenan demasiado lejanos. En Burgos, la actual directiva compró por 300.000 euros la deuda de más de 2.000.000 que tenía el grupo catalán que poseía el club. Ahí empezó un proyecto de viabilidad que empieza a dar frutos económica y deportivamente.

En Logroño, la presencia de dos clubes paralelos no tiene comparación. Dos equipos que no consiguen enganchar a la afición y dos proyectos similares que se solapan.
Los asturianos viven a la sombra de un Oviedo imantado a los problemas. El 26 de diciembre la Junta de Accionistas no aprobó la deuda de la temporada pasada ni el presupuesto de la presente campaña. Más dudas para un club que paga 300.000 euros al año a Hacienda y 20.000 más a la Seguridad Social. Un club con una afición de primera que no consigue salir del pozo de la Segunda B y, lo que es peor, soltar el lastre de los 14.000.000 de deuda que repiten como amenaza recurrente cada temporada. Caudal, Marino y Avilés son otra historia. Presupuestos modestos en clubes asentados.


Los gallegos
Galicia tiene cinco equipos en el grupo. Un Coruxo a la deriva deportivamente y que ya acumula tres fichajes en el mercado invernal; un Compostela siempre con los pies en el suelo y con la tranquilidad de un empresario como presidente que paga de su bolsillo lo que falte para completar los presupuestos; el Racing de Santander de Isidro Silveira y su innegociable credibilidad económica y un filial del Celta que juega con reglas distintas al resto de competidores tanto en objetivo deportivos como en responsabilidades monetarias.

Completan el grupo clubes como Guijuelo o Tropezón. Los salmantinos representando a un pueblo de 6.000 habitantes que ha pasado de pensar en la desaparición la temporada pasada a pelear el ascenso en ésta. Los cántabros representan al barrio de Tanos, en Torrelavega. Un equipo con una plantilla totalmente amateur y en el que el sueldo más alto no supera los 500 euros.

Así es el grupo I de una Segunda B cada vez más inestable y más alejada en repercusión, competitividad e ingresos de la categoría que la precede. Una liga a la que el Ourense se agarra soñando con salir de ella lo antes posible para ahuyentar definitivamente a un fantasma económico que cada vez mete más miedo

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