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Paddle Surf en el Cañón

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photo_camera Tres de los cuatro palistas que recorrieron el Cañón Sil haciendo Stand Up Paddel.

Cuatro aventureros asturianos navegaron por esta "espectacular" zona del Sil en tabla a remo

Desde esta semana la Ribeira Sacra tiene cuatro nuevos enamorados. Llegaron desde Asturias para recorrer el Cañón do Sil con la tablas de Paddle Surf y los remos como medio de transporte. Aunque la denominación exacta de este deporte es Stand Up Paddle (SUP).

"El año pasado estábamos en Ponferrada, por casualidad nos adentramos un poco en el Cañón y según lo vimos ya dijimos 'aquí hay que venir'. Tardamos un café en estar todos de acuerdo", explica Hugo Suárez, de la Escuela Asturiana de Surf. Junto a él Bienvenido Sánchez, Ayelén Moreno y Aída Fernández.

"Esta vez tocó el Cañón do Sil y la verdad es que estamos muy sorprendidos. Hemos hecho rutas por todo el mundo y esta es una de las más bonitas", añade Suárez. Y la comparativa no es poca cosa: "Hemos estado en los fiordos (Noruega), en lagos de la Columbia británica (Canadá) como el Garibaldi, la Moraine o el Emerald y también en lagos suizos como el Obersee Bodensee y, no es que haya unos más bonitos u otros más feos, todos tienen su belleza pero el Cañón do Sil es tan espectacular como cualquiera. Hemos quedado impresionados. De los mejores sitios en los que hemos remado".

26 kilómetros en dos jornadas

La expedición comenzó en Augas Mestas y llegó en su primer día hasta el embarcadero de Doade. Al día siguiente la ruta fue desde Parada de Sil hasta el embarcadero de Os Chancis. En total, 26 kilómetros: "Era una primera toma de contacto y sé que vamos a poder hacerla mejor. No sabíamos muy bien lo que nos íbamos a encontrar y la hicimos en dos días pero creemos que lo ideal es planificarla para realizarla completamente en tres etapas".

Además tuvieron algo de fortuna: "Hemos tenido la suerte de cogerlo con algo de niebla, está en pleno otoño y la hoja está preciosa . Además, no sabíamos lo de los barcos (catamaranes) y tuvimos la suerte de que estos días tampoco navegaban". Más auténtica: "Estudiamos bastante la ruta pero no sabíamos lo de los catamaranes. Ya no solo por el oleaje si no porque encontrarnos con ellos haría que la ruta perdiese algo de lo salvaje, que es lo que la hace realmente espectacular".

El equipamiento: "No usamos neopreno porque con estas temperaturas tan bajas en cuanto te paras un segundo te quedas tieso de frío. Nosotros remamos vestidos como si fuésemos a la nieve, igual de abrigados, y luego llevamos unas mochilas estanca con ropa completa para cambiarnos y todo el avituallamientos".

Será sencillo que surjan imitadores. La voz autorizada de un monitor profesional invita a probar la experiencia: "Es una actividad que es asequible a cualquier persona. No tiene la dificultad que puede tener cualquier otra modalidad de agua. Vas de pie, con lo que tienes un ángulo de visión diferente al kayak y vas viendo el fondo. Es una forma muy bonita de ir viendo cualquier paisaje siempre que haya una lámina de agua para desplazarte". Pero también avisa: "Lo único que recomiendo es que no lo hagan sin supervisión. Siempre con alguien que lo organice y con gente cualificada. La gente es muy atrevida y por muy tranquila que esté el agua, hacerlo siempre con monitores salvo que ya esté a un nivel alto. Una cosa es verlo en el periódico y en la tele y otra es estar en el agua".

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