El COB Aguas de Sousa pasó en Cornellá de dominar el partido a ser vapuleado por el rival. En 15 minutos, el Ourense pasó de ganar por nueve a perder por 20. Arco y Coego fueron los mejores en ataque de un equipo inaceptable en la segunda mitad.
El resultado es malo. Las sensaciones son peores. En la jornada siete, el COB mostró la misma preocupante imagen de la segunda. Como si de un castillo de naipes de tratase, un leve soplido sirvió para tirar por tierra todo el trabajo anterior.
La solidez del COB es escasa. Lo saben los rivales, y, lo que es peor, lo sabe el propio equipo ourensano. La cara alegre y efectiva de la primera mitad pasó en un abrir y cerrar de ojos a la estrepitosamente desacertada y carente de recursos de la segunda. Doloroso si se tratase de un aspecto puntual, alarmante si se repite hasta la saciedad. En Mallorca y Vigo lo gozaron a las primeras de cambio. Un par de semanas después se aprovechó de ello el Melilla, aunque en menor nivel. El Palencia tampoco desaprovechó el favor, aunque en su caso sólo le sirvió para zarandear a los ourensanos, que no para llevarse el triunfo.
Lo peor para el COB, y eso que la clasificación empieza a apretar, es que su evolución en el juego es escasa por no decir nula. No es capaz de jugar 30 minutos buenos y 40 ya ni se esperan. Juega sin base y carece de cabeza. Juegan sin referencias en la zona y no tiene equilibrio.
Su defensa es la segunda peor de la categoría y su ataque se encomienda a Salva Arco. Cuando sus flechas hacen diana, el equipo respira. Cuando a él le falta el aire, el equipo se ahoga.
El Cornellá se vio superado en la primera mitad, pero le bastó con una salida en tromba en el tercer periodo para salir del entuerto. El COB, temeroso y falto de confianza, escuchó ruido y echó a correr. Injustificable. Paso de dominar el partido a ni siquiera tener opciones de luchar por él en diez minutos. Fue un juguete para un Cornellá que no necesitó jugar muy bien para ganar muy fácil.
Mala pinta tiene este COB, que con los de su altura no compite. ¿Qué hará con los gigantes?
JAVIER MUÑOZ Mentalmente el equipo es muy débil, demasiado
El entrenador del COB analizaba la derrota: Hemos podido romper el partido en la primera mitad y luego lo hemos pagado. Cuando nos meten un parcial nos venimos abajo. El equipo es muy débil mentalmente, demasiado. Es como si estuviésemos cogidos con alfileres y cuando te agitan un poco te rompes. Hay fallos de concentración, subrayó.
La solidez del COB es escasa. Lo saben los rivales, y, lo que es peor, lo sabe el propio equipo ourensano. La cara alegre y efectiva de la primera mitad pasó en un abrir y cerrar de ojos a la estrepitosamente desacertada y carente de recursos de la segunda. Doloroso si se tratase de un aspecto puntual, alarmante si se repite hasta la saciedad. En Mallorca y Vigo lo gozaron a las primeras de cambio. Un par de semanas después se aprovechó de ello el Melilla, aunque en menor nivel. El Palencia tampoco desaprovechó el favor, aunque en su caso sólo le sirvió para zarandear a los ourensanos, que no para llevarse el triunfo.
Lo peor para el COB, y eso que la clasificación empieza a apretar, es que su evolución en el juego es escasa por no decir nula. No es capaz de jugar 30 minutos buenos y 40 ya ni se esperan. Juega sin base y carece de cabeza. Juegan sin referencias en la zona y no tiene equilibrio.
Su defensa es la segunda peor de la categoría y su ataque se encomienda a Salva Arco. Cuando sus flechas hacen diana, el equipo respira. Cuando a él le falta el aire, el equipo se ahoga.
El Cornellá se vio superado en la primera mitad, pero le bastó con una salida en tromba en el tercer periodo para salir del entuerto. El COB, temeroso y falto de confianza, escuchó ruido y echó a correr. Injustificable. Paso de dominar el partido a ni siquiera tener opciones de luchar por él en diez minutos. Fue un juguete para un Cornellá que no necesitó jugar muy bien para ganar muy fácil.
Mala pinta tiene este COB, que con los de su altura no compite. ¿Qué hará con los gigantes?
JAVIER MUÑOZ Mentalmente el equipo es muy débil, demasiado
El entrenador del COB analizaba la derrota: Hemos podido romper el partido en la primera mitad y luego lo hemos pagado. Cuando nos meten un parcial nos venimos abajo. El equipo es muy débil mentalmente, demasiado. Es como si estuviésemos cogidos con alfileres y cuando te agitan un poco te rompes. Hay fallos de concentración, subrayó.
