España, una selección acostumbrada a la crítica que se aisla

Entrenamiento de la selección española con vistas a su segundo partido en la Eurocopa de fútbol. Foto: EFE/Juan Carlos Cárdenas
El nivel de exigencia que recae sobre la selección española es alto. De poco ha servido ganar Eurocopa y Mundial. Consagrar la mejor generación de futbolistas de la historia de España. La 'Roja' es una selección acostumbrada a la crítica. Y Vicente Del Bosque la encara con la humildad de quien sabe que será criticado sea cual sea su apuesta.
'En el entorno de la selección falta paciencia'. Es una frase de Sergio Busquets que resume el sentimiento de los internacionales. De una voz autorizada para hablar de la crítica. En primera persona. Porque él fue el gran damnificado del fatal inicio del Mundial 2010, con la accidentada derrota ante Suiza.

Lo recordaba en una entrevista. 'Admito la crítica constructiva pero aquella fue injusta'. Dos años después. En la llegada de un nuevo gran campeonato, se ha repetido la dureza. Esta vez dirigida al seleccionador español, Vicente Del Bosque.

'El debate es lícito. Si nos decantamos por Cesc se genera por la ausencia de un nueve. Si apostamos por los bajitos se monta otro', lamenta Del Bosque que lleva 48 horas leyendo y escuchando todo lo que se ha analizado sobre su planteamiento ante Italia.

Es la idiosincracia del español. La exigencia que rodea a un grupo de jugadores que sienten la responsabilidad de dar una alegría a un país en crisis. Necesitada de un motivo para olvidar su realidad. Pocos pararon a pensar en el respeto a un rival como la selección 'azzurra', tetracampeona del mundo, que siempre sabe competir sea cual sea su plantel.

Es un capítulo pasado. Se cierra con Del Bosque dando la cara. Como siempre hace. Fue extraño que ayer anulase las entrevistas que tenía pactadas. Desconectó por completo por horas y hoy aportó su dosis de naturalidad. Acepta la crítica. Sabe que va en su cargo. Y en su cabeza ya está el próximo partido. Las variantes que introducirá ante Irlanda el próximo jueves.

Amigo de pocos cambios, la idea del seleccionador español es volver a la figura del 9. Comenzó a probarlo con un entrenamiento vespertino. Con presencia de público cinco días después. Algo está cambiando y no es para bien. España, tan acostumbrada a una crítica que no afecta en el terreno de juego, se está aislando. Recluida en un hotel donde el hermetismo se apodera de todo.

La selección española siempre fue ejemplo de aperturismo. Con él se conquistó el mundo. Con entrenamientos a puerta abierta, entrevistas y el acceso de la prensa a jugadores. Ahora, vive recluido en un 'cuartel general' donde se han aislado de todo. Hasta de los aficionados que llegan desde España.

Cerca de 250 se quedaron sin entrar a ver el entrenamiento tras largos viajes. De la fiesta se pasó a la tensión. Y hasta tuvieron que llegar a la zona antidisturbios polacos. Es la imagen opuesta a lo que siempre se proyectó. Un miembro de la Federación española perdiendo los papeles con un fotógrafo. Nervios. Tensión. Todo lo contrario a la tranquilidad que se respira en el grupo de jugadores.

Ellos, mientras, piensan en ser fieles a un estilo con el que conquistaron el mundo. Los internacionales arroparon hoy la figura de su entrenador. Todos con Del Bosque. Tiene licencia para fallar porque otras tantas veces acertó en sus apuestas. Ante Irlanda recuperará la figura del 9 y el resultado marcará la intensidad de la crítica.

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