La Francia de Blanc o la reconversión ofensiva

Reputada por su solidez defensiva y por fiar todas sus opciones atacantes al talento de sus delanteros, Francia se colocó en manos de Laurent Blanc, que afronta la Eurocopa con una apuesta más ofensiva, construida a partir de la posesión del balón y en busca de un fútbol vistoso.
El estilo Blanc se parece poco al equipo que construyó hace 14 años Aimé Jacquet, que conquistó el Mundial de su país en 1998, la Eurocopa dos años más tarde y que luego ensombreció en una espiral decadente que le llevó al desastre total en Sudáfrica 2010.

Aquella selección, cumbre de la generación liderada por Zinedine Zidane, estaba pensada a partir de una imponente columna vertebral defensiva, con dos medios centros destructivos, y se aprovechaba del talento de sus hombres de punta para marcar las diferencias.

El modelo fue quedando caduco, pero los sucesivos seleccionadores siguieron apoyándose en él hasta que Blanc cambió los esquemas.

El 'presidente', que bebió futbolísticamente de la selección de Jacquet, apuesta desde el banquillo por un fútbol más ofensivo, por un bloque más complejo que pelee frente a cualquier rival por la posesión del balón y la construcción del juego.

En los dos años que lleva al frente de la selección, Blanc no ha conseguido que su equipo deslumbre, pero el entrenador no ha apostatado de sus postulados y promete que en la Eurocopa volverá a apoyarse en el mismo credo.

Sin juego brillante, el seleccionador ha logrado imponer cierta eficacia y su equipo suma 20 partidos sin perder. Su última derrota se remonta a septiembre de 2010. Los 'bleus' lograron su primer puesto del grupo D de la fase de clasificación para la Eurocopa, con una derrota y tres empates. Además, en partidos amistosos ha derrotado a selecciones prestigiosas como Brasil, Alemania e Inglaterra.

La Francia de Blanc se apoya en un nueva generación de jugadores de talento que persiguen la estela de los campeones del mundo del 98.

Liderados por Karim Benzema, los campeones de Europa sub-17 en 2004 aterrizan ahora en la selección absoluta para tomar el poder y devolver a Francia la gloria que no tiene desde 2000.

Hatem Ben Arfa, Sami Nasri o Jérémy Ménez, son algunos de los representantes de aquel equipo que se impuso en la final a la España de Gerard Piqué, Cesc Fábregas o Estaban Granero.

Todos ellos, jugadores que entonan perfectamente la música que quiere imponer Blanc, amantes del juego de toque, ofensivo.

Benzema es el hombre elegido tanto por los aficionados como por el seleccionador para convertirse en el referente de la nueva Francia.

Autor de 31 goles y 14 asistencias, Benzema llega a sus 24 años en un gran estado de forma, listo para colocarse al frente de las tropas.

Junto a la generación Benzema, Francia cuenta con hombres más experimentados, como Frank Ribéry, llamado a ser otro de los motores de este equipo tras haber completado una colosal temporada en el Bayern de Múnich.

Y supervivientes de las etapas anteriores, como el lateral izquierdo del Manchester United Patrice Evra, que debe colmar la ausencia del barcelonista Éric Abidal, o el extremo del Chelsea Florent Malouda, que con 31 años aparece, junto con el exvalencianista Anthony Reveillere, como el veterano de un jovencísimo equipo.

La juventud comienza en la defensa, liderada por el valencianista Adil Rami junto al milanista Philippe Mexès.

En el centro del campo han desaparecido los dos centrocampistas defensivos para dejar paso a un único pivote, un puesto que, en principio, estará en manos del jugador del Newcastle Yohan Cabaye.

El resto es todo dinamita atacante. Ben Arfa, Nasri, Ménez, Benzema,... un arsenal que cuenta con el relevo de prometedores jugadores, como el atacante del Montpellier, campeón de Francia, Olivier Giroud, máximo anotador del fútbol francés con 21 dianas.

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