El internacional español, pieza clave en la Eurocopa del 64, falleció en Barcelona a los 73 años por culpa de un cáncer

El último adiós a Pereda

Jesús Pereda
El exjugador internacional Jesús Pereda, que militó en el Barcelona y en el Real Madrid entre otros equipos, falleció este martes a causa de un cáncer.
Pereda, nacido el 15 junio 1938 en Medina de Pomar (Burgos), desveló que sufría la enfermedad en mayo pasado, después de la conquista de la Liga de Campeones por el conjunto azulgrana en Wembley, y adelantó que ya estaba siendo sometido a tratamiento de quimioterapia y que no tenía miedo, porque lucharía hasta el final por su recuperación.

Como internacional, Pereda debutó el 15 de mayo de 1960 frente a Inglaterra y jugó su último partido con la selección española el 27 de octubre de 1968 frente a Yugoslavia.

Pereda, que inició su carrera deportiva en el Alcázar de Medina de Pomar (Burgos), jugaba como delantero y destacó especialmente en el Barcelona, club en el que militó ocho temporadas, entre 1961 y 1969. Con el conjunto azulgrana jugó un total de 312 partidos en los que marcó 107 goles.

También jugó en el Real Madrid, con el que logró el único título de Liga que hay en su currículum.


LA ANÉCDOTA DEL DÍA DESPUÉS

Pereda fue uno de los bastiones en la victoria de España sobre Rusia en la final de la Eurocopa de 1964, en Madrid, en la que marcó el primer gol y le dio a Marcelino el pase del segundo. A la mañana siguiente, el general Franco recibió a los jugadores en el palacio de El Pardo. El encuentro se alargó. Pereda tenía un billete para regresar a Barcelona. Su compañero Feliciano Rivilla agarró su Mercedes y escoltado por las motos de la Policía que le puso El Pardo enfiló a toda pastilla la Nacional II y llegó una hora tarde al avión.

El vuelo esperó sin embargo en la pista de Barajas. España era campeona. Pereda subió tremendamente asustado. Temía la reacción de los pasajeros, que esperaban pacientes el despegue del vuelo. Pereda entró y el vuelo en pleno se levantó a jalearle y aplaudirle. Lo contaba Chus Pereda para ilustrar lo que significaba en aquella época ganar cuando España ganaba muy poco.

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