Los LED han sido, desde su invención, una fuente de luz muy recurrida en los semilleros. LED es un acrónimo que proviene del término inglés Light-Emitting diode, lo que se traduce como diodo emisor de luz. En el caso de una bombilla, la luz procede del calentamiento del filamento de tungsteno o wolframio que se encuentra en su interior, en el caso de los LEDs la luz se produce por el movimiento de los electrones entre los dos polos del diodo, lo que ocurre debido a un proceso llamado electroluminiscencia.
Las lámparas para cultivo han intentado tradicionalmente parecerse a la luz solar en cuanto a la composición de su espectro, a pesar de que no ha sido hasta que se comenzaron a utilizar los LEDs, cuando se ha podido realmente construir espectros a medida.
Las lámparas más utilizadas en invernaderos, las de alta presión de sodio (HPS), emiten en primer lugar en las zonas amarilla y roja del espectro, mientras que los fluorescentes que se han utilizado tradicionalmente en cámaras de cultivo incorporaban algo más de luz azul.
Por sus ventajas medioambientales y de eficiencia productiva, las iluminarias LED se han descrito como el invento más revolucionaro en la luminotécnia hortícola en los últimos años. La luz tiene un papel primordial en el desarrollo de las plantas. Existen tres procesos que dependen de la luz: el fototropismo, son los movimientos hacia la luz y que dependen en primer lugar de la luz azul; el fotoperiodismo, que depende de la relación entre el color rojo y el rojo lejano y que es la respuesta a la longitud del día en las distintas estaciones del año y la fotomorfogénesis, que es el crecimiento y desarrollo vegetal que está esencialmente controlado por la luz, en especial por la luz azul.
Estos conceptos son los que influyen en los diferentes estados fenológicos de las plantas. Para que una planta comience, por ejemplo, su fase de floración, deberá haber pasado unas horas de oscuridad determinadas (cada planta tiene un umbral diferente) y haber sido sometida a unas determinadas horas de frío y/o calor.
El fotoperiodismo es efecto de la duración del día sobre la floración. Es la respuesta biológica de las plantas a las proporciones de horas de luz y de oscuridad que suceden a diario, y que cambian a lo largo de año junto con el cambio de estaciones. La fotomorfogénesis es el cambio morfológico de la planta que va ligado a las horas de luz, por ejemplo, en otoño las horas de luz se reducen y las plantas caducifolias comienzan a perder la hoja. El fototropismo es la búsqueda de la luz a la hora del crecimiento de la planta o a lo largo del tiempo, las plantas que necesitan luz buscarán orientarse hacia zonas más soleadas.
A pesar de que los estudios que se relacionan con los efectos de la luz son relativamente nuevos, lo que sí se conoce desde hace unas cuantas décadas es que hay plantas que florecen cuando el día se acorta (plantas de día corto) y las hay que lo hacen cuando el día se alarga (plantas de día largo). Incluso, existen otras que son de día neutro, en otras palabras, que florecen independientemente de la longitud del día y aún existen unas más que requieren un período fijo, o intermedio, de horas de luz para florecer. Las plantas no miden las horas de luz, sino que miden más bien las horas de oscuridad. Durante las horas de oscuridad muchas sustancias que inhiben la floración, y que se han acumulado en los tejidos vegetales durante el día se eliminan, debido a esto las plantas reciben la señal de florecer.
