Los niveles de morosidad empresarial se duplicaron en el primer semestre de 2008

El Indice Crédito y Caución de Incumplimiento, que compara los niveles de impago de las operaciones comerciales a crédito entre empresas españolas, refleja un empeoramiento del 98,3% en relación con la primera mitad del año anterior. Al cierre de 2007, este índice reflejaba un incremento de la morosidad empresarial del 14,9%, concentrado especialmente en los cuatro últimos meses del año.
La evolución reciente de este indicador, que en el primer trimestre alcanzó el 48%, apunta a un deterioro acelerado del comportamiento en pagos de las empresas asociado a la profunda ralentización económica tras varios años de intenso crecimiento. Este escenario se mantendrá, al menos, hasta el segundo semestre de 2009, según Crédito y Caución.

Aunque el empeoramiento se concentra especialmente en el sector construcción y sus anexos, afecta a empresas de todos los sectores de actividad. Diversos factores vinculados a la crisis crediticia, como el endurecimiento del crédito y el incremento de los impagos, están causando una ralentización del crecimiento y limitaciones en los negocios en expansión. Según el informe, no es un fenómeno específico de España, pero sí es más intenso que en otros mercados del entorno. De acuerdo con otro estudio de Crédito y Caución realizado en 14 países, las empresas de Estados Unidos y México son las más afectadas por la crisis global. A nivel europeo, España figura en tercer lugar, tras Italia y el Reino Unido. De hecho, el 42% de las empresas españolas afirma haber introducido restricciones en sus políticas de aplazamiento de pago y extensión del crédito a clientes.

Crédito y Caución considera que el actual entorno exige abordar la morosidad cliente por cliente, con independencia del sector al que pertenezca, basando la toma de decisiones comerciales en un profundo análisis individual de cada empresa. Para la compañía, sistemas de clasificación, como los previstos en el seguro de crédito, aportan un gran valor como barrera preventiva frente a futuros impagos, minimizando el efecto contagio de la morosidad, al ser capaces de detectar con rapidez un agravamiento objetivo del riesgo en clientes concretos y responder con las garantías indemnizatorias cuando se produzca el impago.

Te puede interesar