Antonio Méndez, presidente de la D.O. Monterrei

“Somos reconocidos por el sector, ahora falta el consumidor'

Foto: Santy
Cerca de 450 viticultores y 25 bodegas conforman la denominación de origen más joven de Galicia y también la más pequeña.
La D.O. Monterrei -que se extiende por los ayuntamientos ourensanos de Monterrei, Oimbra, Verín, Castrelo do Val, Vilardevós y Riós- se fundó en 1994 y llegará a su mayoría de edad el año que viene, con más de 1,2 millones de botellas en el mercado de variedades como el godello, el albariño o el mencía que en sus tierras adquiere características propias. Antonio Méndez (Ourense, 1977) es el presidente de la DO. Técnico especialista en viticultura y enología, y con un máster en marketing del vino, considera que ser la D.O. más joven de Galicia es una “oportunidad” porque “podemos aprovechar la experiencia de otras denominaciones con más tradición, observar su evolución y evitar cometer los mismos fallos”.

¿Cuáles son las claves para posicionar una D.O. en Galicia?
Nosotros optamos por la calidad, porque en su momento creímos que en el mundo en el que estábamos no podíamos competir en cuanto a precio. Tendríamos que entrar en el mercado por otra razón, y esa razón era la de la calidad. Tras la reconversión de los viñedos, en el año 1999 aproximadamente, es ahora, diez años más tarde, cuando la planta empieza a producir una uva de calidad, origen de los grandes vinos que produce en la actualidad la D.O. Monterrei.

¿La D.O. produce una gran variedad de vinos, desde godello a albariño pasando mencía, cuál sería entonces el espíritu de los vinos Monterrei?
La idea es que nosotros estamos centrados en un territorio, no en un vino concreto. Trabajamos con variedades de ámbito gallego, como pueden ser treixadura, godello o mencía, y estamos seguros que estas variedades, aunque las compartimos con el resto de D.O. de Galicia, se comportan de una forma totalmente diferente en nuestra comarca, debido a nuestra climatología. Apostamos por la zona, por nuestras tierras, más que por una variedad en concreto. Hablamos de una zona de unas 4.000 hectáreas en donde están implantados los viñedos, aunque nosotros controlamos sólo unas 500. En ellas la variedad de suelos es muy importante. Tenemos suelos arenosos, pizarroso, que proporcionan características muy diferentes a la uva. La mezcla de todo esto es muy singular dentro de Galicia. Así, la comarca es nuestra diferencia, somos los únicos que podemos producir vinos de estas características.

¿Cuál es la situación de la denominación a nivel empresa?
Desde el año 2007, la D.O. ha pasado de producir unas 300.000 botellas a 1.120.000 botellas en 2010. En lo que llevamos de 2011, ya habíamos superado toda la comercialización del año pasado. Es decir, estamos teniendo un crecimiento continuo, que en algunos años ha sido incluso exponencial pero que este ejercicio ha sido más suave. Estamos consolidándonos en el mercado gallego, posicionándonos en el nacional y conquistando mercados internacionales como Estados Unidos, México, Brasil. En Europa, hablamos de mercados como Alemania, Suiza, Bélgica o Reino Unido. En Asia estamos en Japón, es un abanico muy amplio de comercialización, intentado consolidar cada día más la internacionalización debido sobre todo a la actual situación económica en la que nos encontramos. La facturación ronda los 4,5 millones de euros.

Concursos, catas, valoraciones de críticos, etc., ¿Hasta qué punto son importantes para posicionar el producto?
En mi opinión somos más reconocidos por el propio sector, por los críticos, que por el consumidor final. Todo el mundo tiene sus ojos puestos en nosotros como una D.O. que está haciendo las cosas bien, con rigor, que está defendiendo su producto y que tiene una calidad extraordinaria y un precio competitivo. Viendo las puntuaciones que estamos teniendo en concursos internacionales, o los buenos resultados que obtenemos en catas como la internacional de Bruselas, siendo reconocidos por la revista de Robert Parker con 98 puntos sobre 100... creo que se nos está viendo como una gran D.O. Somos muy reconocidos ya en determinados sectores, ahora nos falta llegar al consumidor final.

En 2014 la denominación cumplirá 20 años, pero casi estuvo a punto de desaparecer...
Sí, en Monterrei tuvimos la invasión de la filoxera que entró en la península Ibérica a través de Portugal, a finales del XIX. Eso casi conlleva la desaparición de la vid, porque se optó por plantar vid de patrón americano con variedades que producían mucha cantidad, pero de calidad dudosa. Eran vinos comerciales, pero en los que no se podían competir en mercados nacionales. Comenzó una decadencia que cada vez iba a más. Desapareció la cooperativa que existía aquí y todo eso derivó en un desanimo total, que allá por el año 1990 casi desaparece por completo. Lo salvó un grupo de personas que apostó por la calidad, concretamente la bodega Ladairo, la primera de la D.O., que a día de hoy es uno de los mejores vinos de Galicia y que este 2011 volvió a ser reconocido como el mejor tinto de Galicia. Esa apuesta por la calidad nos ha hecho permanecer en el tiempo, hasta llegar a la situación actual.

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