Psicólogo, pedagogo y escritor

Bernabé Tierno Jiménez: ’El gallego es más optimista de lo que parece’

El psicólogo Bernabé Tierno hablará de ’Optimismo y vida’ en el Foro La Región que mañana se desarrollará en O Barco. Dice que el optimismo es la gasolina de la vida.
Su conferencia de O Barco lleva por título ’Optimismo y vida’. ¿Es importante ser optimista?
El optimismo es la gasolina de la vida. Todo lo que se ha hecho en este mundo lo realizaron personas optimistas, que tienen esperanza e ilusión; son gente que confió en sus posibilidades. El optimista es una persona realista, que es consciente de que las cosas pueden ir mal, de que le mueren sus seres queridos, puede padecer una mala enfermedad o quedarse sin amor. Pero siempre sabe interpretar o leer ese acontecimiento negativo en sus aspectos más positivos. Eso es lo que le diferencia del pesimista, que se viene abajo muy pronto y cuando le surge un problema grande o una situación muy crítica, piensa que todo le va a salir mal y generaliza. Sin embargo, el optimista sabe que es un hecho puntual y que la vida es mucho más que ese acontecimiento.



Cuanto peor vayan las cosas, mayor motivo tiene que haber para la esperanza. Todos nos convertimos en lo que pensamos, aunque, evidentemente, hay que poner los medios para resolver las situaciones. Pero cuando las cosas van mal, y nos ponemos en lo peor es como si atrajésemos con un imán a la mala suerte. Muchas investigaciones demostraron que en ciertas personas, aquellas que tie nen fe y esperanza de que las cosas van a mejorar, su ser activa los mecanismos de la energía y sufren una especie de subidón de endorfinas y feromonas. Es como si esa persona se pusiese las pilas. Los optimistas, cuando más grande es el reto, más energía ponen, al contrario que los pesimistas.



El pesimismo ha tenido más defensores entre los intelectuales. Parece que identificaron equivocadamente al optimista con un ser estúpido, bobo, que se alegra de las cosas al no ser capaz de ver la realidad. Pero la moderna Psicología Positiva está sirviendo para demostrar que las personas optimistas, aunque la situación sea muy negativa, saben cambiarla.

El miedo es el mecanismo más primario del ser humano y está en nosotros. La gente tiende a lamentarse y a buscar que la compadezcan. Pero mientras yo busco que ese compadecimiento no hago lo que debo para resolver mis problemas, espero que venga alguien y me los solucione. Es muy cómodo. A su vez, el optimismo es la gran energía de la vida, pues aprovecha al máximo todas las posibilidades. Yo me considero un optimista de vocación y de nacimiento; me parieron optimista.



Hay zonas de España donde son más positivos. Los gallegos creo que tienen una dosis suficiente de optimismo. El gallego es más optimista de lo que parece, lo que pasa es que cuando se queja no se olvida de que tiene que hacer todo lo que puede para resolver el problema. Creo que, en general, el español no es tan pesimista como dicen. Somos un poco tremendistas, pero al final nos movemos cuando tenemos que hacerlo. Hay zonas, como es el caso de Andalucía, que son optimistas en el sentido de que viven la vida pero a la hora de hacer cosas les cuesta trabajar. Se ponen poco las pilas, pero la vida sí la interpretan de manera positiva. Por mal que lo tengan, se toman una copita de Moriles con unas anchoas y se ponen como motos.



La forma de fomentar el optimismo es adquirir una actitud conscientemente positiva, si nos diéramos cuenta de que la vida es prácticamente un soplo, y que una persona de 82 años, no vive más allá de 30.000 días y la tercera parte se emplean en dormir. Lo que importa es ser lo suficientemente inteligentes para disfrutar de todo lo que tenemos. Lo que pasa es que nos han enseñado y entrenado en el lamento, en la queja, en lloriquear y ser un jeremías. El problema de esta actitud es que nos deja el sistema inmunológico a cero y tenemos menos posibilidades de conseguir éxitos, pues una persona que se muestra optimista y alegre, genera en su entorno una actitud positiva. Hay un proverbio chino que dice: ’Quien no es capaz de sonreír que no abra una tienda’ y es verdad. Un pesimista en tu vida es un auténtico plomo. Hay personas que tienen muy pocas cosas, pero lo poco que poseen lo disfrutan.

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