Preside el Instituto de Estudios de la Democracia del CEU San Pablo

Otero Novas: ’España hoy es muy poco España: el Gobierno de la nación ha perdido un 90% de su poder’

José Manuel , con la Medalla de Oro de la Fundación del CEU San Pablo.
Aunque nacido en Vigo, José Manuel Otero Novas está muy vinculado a la provincia de Ourense, más concretamente a Cortegada, a donde continúa viniendo siempre que sus ocupaciones se lo permiten. Con una larga trayectoria jurídica y política a sus espaldas, preside ahora el Instituto de Estudios de la Democracia de la Universidad CEU San Pablo.
Ministro de la Presidencia y de Educación en los gobiernos de Adolfo Suárez y abogado del Estado, José Manuel Otero Novas es uno de los gallegos más relevantes en lo que a historiales de servicios a la Administración Pública del Estado se refiere. Autor de diversos libros, en la actualidad preside el Instituto de Estudios de la Democracia de la Universidad CEU San Pablo. La Fundación de esta Universidad le distinguía el pasado jueves con su Medalla de Oro, algo que le satisface porque ’me homenajean mis compañeros’, a pesar de que su trayectoria cuenta con numerosas distinciones.

Acabamos de estrenar la novena legislatura de la democracia. ¿Cómo ha evolucionado la democracia española?

Hay aspectos en los que creo que vamos muy bien. Por ejemplo, las libertades formales han mejorado y hoy se puede hablar con mucha mayor libertad que en otros momentos, nuestro país ha progresado económicamente, nos hemos ido acostumbrando a convivir unos con otros... Es decir, hay aspectos donde francamente las cosas van bien. Hay otros en los que, a mi juicio, las cosas no van bien. Hemos creado un sistema de partidos y de financiación de partidos que hace prácticamente imposible que surjan nuevas iniciativas y que compitan con las viejas. Y eso es un defecto del sistema, que prima a lo establecido e impide las nuevas soluciones.

El Instituto que preside estudia la idea de España. ¿Cree que existe, como se dice, ’peligro’ de que desaparezca?

Yo creo que peligro no, es una realidad. No es que España haya desaparecido, no se puede exagerar, pero España hoy es muy poco España. El Gobierno de la nación española hoy no llega a ser el 10% de lo que era en 1980, ha perdido un 90% de su poder y sus funciones. Que conste que yo creo que una parte de esa pérdida de poder ha sido buena y ha sido bueno pasarlo a las instancias regionales y municipales, pero creo que nos hemos pasado. Hoy el poder español, la nación española, está tremendamente debilitada y eso es malo para todos los españoles. Los alemanes, franceses o quien sea juegan mucho más fácilmen te con los intereses españoles sabiendo que en España hay 17 poderes, juegan mejor y las contrapartidas que tengan que dar siempre serán menores.

¿Habrá marcha atrás?

Quisiera mantener la España de las autonomías, pero asegurando que el poder central del Gobierno de España sea por lo menos parecido al de los estados federales. Que el Gobierno central tenga el peso de Washington en los Estados Unidos o de Berlín en Alemania, que haya una nación española como hay una nación americana o alemana.

En este sentido, ¿cuáles son los retos del Gobierno que empieza?

Tiene muchos: un grave problema económico en marcha, un grave problema de paro de los inmigrantes, el problema de la inmigración en general y el problema de a ver qué hacemos con España, si la dividimos ya, si le damos independencia a algunas regiones y nos metemos en un conflicto civil... Yo creo que tiene bastantes problemas el Gobierno y cualquier gobierno que se hubiera constituido.

Al margen de la ideología política, ¿le gusta el nuevo Gobierno, pionero en muchos aspectos?

A mí eso me resulta, si me lo permite y nadie se ofende, un planteamiento poco serio. A mí me es igual que haya más mujeres que hombres o viceversa. Un gobierno lo que tiene que hacer es tener la gente mejor, sean mujeres u hombres. Me es igual que el ministro de Defensa sea mujer u hombre, lo que quiero es que sea buen ministro de Defensa y eso es lo que hay que preguntarse. Pararse en si es mujer, embarazada... lo que hay que hacer es preguntarse ¿vale para ministra de Defensa?, lo mismo que si hubieran nombrado a un hombre. Lo del Ministerio de la Igualdad a mí no me gusta, porque habría que hacer también el Ministerio de la Verdad, de la Bondad... Sobre si el Gobierno es bueno o malo, la verdad es que a la mayoría de la gente no la conozco y, de momento, no puedo opinar.

¿Qué propuestas hará el Instituto para una buena democracia?

Una de las cosas que vamos a proponer es una reforma de la Ley electoral para que los gobiernos respondan a las mayorías del pueblo, cosa que no ocurre en estos momentos. Por ejemplo, Izquierda Unida ha sacado 900.000 votos y tiene un diputado y CIU, con 600.000, tiene ocho o nueve. ¿A más votos, menos escaños? ¿Qué democracia es ésta? No es serio. Esta es una de las causas que produce la distorsión de nuestra democracia y por culpa de esto hay unos pequeños partidos minoritarios que condicionan la gobernación del Estado y que hacen que la política que se hace no es la que quiere la mayoría del pueblo español.

Usted hablaba en ’El retorno de los césares’ de un cambio de ciclo. ¿Estamos ya en él?

Todavía no, pero estamos acercándonos cada vez más. En ese libro analizo una serie de factores que demuestran que estamos acabando un ciclo y se va aproximando el siguiente. Señales de fin de ciclo serían el matrimonio homosexual, ya que estamos pasando de la tolerancia a la homosexualidad, que me parece una cosa buena, al fomento de la homosexualidad, que ya no me parece buena. También lo es el deterioro de la calidad de la enseñanza, donde cada vez se exigen menos contenidos a los alumnos. La quiebra de los matrimonios es otra señal. No estoy en contra de los divorcios pero el hecho de que la gente se descase como quien va al cine es señal de deterioro de la solidaridad y la moral de las instituciones. Aunque tampoco es la primera vez, los cambios de ciclo se han sucedido en la Historia.

¿Será peor el nuevo ciclo?

No hay ciclos positivos y negativos. El ciclo apolíneo, el de ahora, es el de la democracia, la libertad, la serenidad, la tolerancia, el pragmatismo pero tiene de negativo el nihilismo, la indiferencia, el hedonismo, la mediocridad, la corrupción. El ciclo próximo tiene de positivo que hay más valores, esfuerzo, jerarquía... pero también tendrá de negativo que hay más tendencia a lo autoritario, a lo bélico y los fundamentalismos crecen más en este ciclo porque, por lo general, hay más idealismos.

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