El método pictórico será el eje de la ponencia que Juan Adriansens ofrecerá hoy en el Foro La Región. Su intervención se desarrollará en el Centro Cultural de la Diputación, a partir de las 20.15 horas. Además, mañana inaugura una exposición de su obra en la galería Manuel Márquez de la ciudad.
Aunque le conocemos más por su colaboración mediática, tiene una larga trayectoria en pintura, pero llevaba mucho tiempo sin exponer. ¿Por qué?
Me enfadé con este mundo, mi galerista me hizo una faena muy grande. Además, por esa época comencé a intervenir en la radio. Estuve tres años sin coger el pincel y luego volví a pintar, pero para mí, no quería exponer. He vuelto hace año y medio, porque había gente que me lo pedía. Una amiga mía, María Ángeles Rato, me animó a exponer y quedó una exposición preciosa, que tuvo mucho éxito.
Su obra es clásica en técnica y temática. ¿Qué le inspira?
Soy absolutamente clásico, desde mi odio a los móviles o internet, pasando por todo lo demás. Cuando tenía 10 años, a mi padre lo hicieron cónsul diplomático en Bruselas, y me llevaba por todos los museos de Bélgica. Cuando llegué a Brujas y vi en el Hospital de San Juan la obra de Memling, me encantó. Desde entonces me gusta la buena pintura, bien hecha.
Su intervención en el foro versará sobre el método en la pintura.
La técnica de pintar necesita un método, exactamente igual que el piano. Si alguien llega ante un piano y le dicen 'haz lo que quieras', estará toda la vida aporreando el piano. Pero siguiendo un método, día a día, al final sabrá tocar el piano. Ser un gran pianista, ya es otra cosa. Hay un método para todo. Sin embargo, ahora dicen que para la pintura no hace falta. Creo que merece la pena aprender a pintar. Si tienes creatividad, el saber la va aumentar, no la va a quitar. Pero hoy hay una hipervaloración de la creatividad que no es tal y minusvaloración de la parte artesanal de la pintura.
¿Se está desvirtuando la importancia de la tradición?
No siempre. Antonio López está ahí, Naranjo también y muchos otros. Hay una serie de pintores que pintan fantásticamente bien. Y después están los de 'mi creatividad'. Algunos sí la tienen, pero primero hay que aprender a pintar, y luego viene lo demás.
Cuenta con una amplia formación en humanidades. En un mundo cada vez material, ¿qué espacio queda para ellas?
Cada vez menos. Europa ha tenido una tradición cultural maravillosa, que se ha perdido, porque los que nos gobiernan decidieron que para qué estudiar latín o griego, si no sirven. Y esto ha derivado en una gran ignorancia.
Me enfadé con este mundo, mi galerista me hizo una faena muy grande. Además, por esa época comencé a intervenir en la radio. Estuve tres años sin coger el pincel y luego volví a pintar, pero para mí, no quería exponer. He vuelto hace año y medio, porque había gente que me lo pedía. Una amiga mía, María Ángeles Rato, me animó a exponer y quedó una exposición preciosa, que tuvo mucho éxito.
Su obra es clásica en técnica y temática. ¿Qué le inspira?
Soy absolutamente clásico, desde mi odio a los móviles o internet, pasando por todo lo demás. Cuando tenía 10 años, a mi padre lo hicieron cónsul diplomático en Bruselas, y me llevaba por todos los museos de Bélgica. Cuando llegué a Brujas y vi en el Hospital de San Juan la obra de Memling, me encantó. Desde entonces me gusta la buena pintura, bien hecha.
Su intervención en el foro versará sobre el método en la pintura.
La técnica de pintar necesita un método, exactamente igual que el piano. Si alguien llega ante un piano y le dicen 'haz lo que quieras', estará toda la vida aporreando el piano. Pero siguiendo un método, día a día, al final sabrá tocar el piano. Ser un gran pianista, ya es otra cosa. Hay un método para todo. Sin embargo, ahora dicen que para la pintura no hace falta. Creo que merece la pena aprender a pintar. Si tienes creatividad, el saber la va aumentar, no la va a quitar. Pero hoy hay una hipervaloración de la creatividad que no es tal y minusvaloración de la parte artesanal de la pintura.
¿Se está desvirtuando la importancia de la tradición?
No siempre. Antonio López está ahí, Naranjo también y muchos otros. Hay una serie de pintores que pintan fantásticamente bien. Y después están los de 'mi creatividad'. Algunos sí la tienen, pero primero hay que aprender a pintar, y luego viene lo demás.
Cuenta con una amplia formación en humanidades. En un mundo cada vez material, ¿qué espacio queda para ellas?
Cada vez menos. Europa ha tenido una tradición cultural maravillosa, que se ha perdido, porque los que nos gobiernan decidieron que para qué estudiar latín o griego, si no sirven. Y esto ha derivado en una gran ignorancia.
