Frente a la iglesia visigótica de Santa Comba de Bande, en los bajos de la casa familiar, Soledad Blanco Fernández ha creado uno de los pocos museos activos de A Baixa Limia, y el único de este estilo en la provincia, el Taller de los iconos. Un espacio dedicado al arte religioso bizantino que abre sus puertas con la llegada del verano.
¿Cómo surgió la idea de crear un museo de iconos?
Hace cinco años se me ocurrió acondicionar el bajo de la casa para instalar las obras que iba haciendo pero, en realidad, llevo realizando iconos desde hace más de 25 años. Aprendí la técnica por casualidad y me quedé.
¿Qué tienen de especial?
En el mundo bizantino, los iconos eran y son una imagen religiosa pintada, dedicada a la devoción y culto de los fieles y sólo tenida en cuenta bajo el punto de vista de la fe; encierran un mensaje de misterio y elevación espiritual, ajeno por completo a lo que se considera una mera obra de arte. Personalmente, me gusta su técnica, el significado de cada trazo. Es un arte muy simbólico y todo está muy pensado, muy milimetrado, absorbiendo al autor en el desarrollo de la imagen.
¿Cuánto tiempo lleva crear una imagen?
Un icono da mucho trabajo, porque consta de muchas fases. Además, en mi caso, sigo el proceso de forma antigua, por lo que nunca bajo de los 10-15 días.
¿Y el precio?
Depende del tiempo y también del material que se utilice en su elaboración. Un icono de oro fino y plata puede alcanzar los 1.800 euros, aunque los hay de 300 euros.
¿Mueve mucho público este tipo de arte?
A pesar del fervor religioso que se procesa por toda Galicia, aquí no ha calado tanto el arte del icono, pero si que es cierto que hay gente muy aficionada, más hacia el sur. El museo es como una continuación a la visita de la iglesia visigótica,
¿influye eso a la hora de recibir visitantes?
No tanto. Muchos vienen a preguntar, pero cuando ven que hay que pagar (1 euro), dan la vuelta. Otros, sin embargo, se pueden pasar horas.
¿Qué se puede ver?
Es una colección formada por aproximadamente 50 piezas que donde están representadas todas las épocas de la pintura sobre tabla, con imágenes de San Jorge, San Nicolás o la señora de Vladimir (patrona de Rusia), pero también hay cofres, abanicos o espejos.
Hace cinco años se me ocurrió acondicionar el bajo de la casa para instalar las obras que iba haciendo pero, en realidad, llevo realizando iconos desde hace más de 25 años. Aprendí la técnica por casualidad y me quedé.
¿Qué tienen de especial?
En el mundo bizantino, los iconos eran y son una imagen religiosa pintada, dedicada a la devoción y culto de los fieles y sólo tenida en cuenta bajo el punto de vista de la fe; encierran un mensaje de misterio y elevación espiritual, ajeno por completo a lo que se considera una mera obra de arte. Personalmente, me gusta su técnica, el significado de cada trazo. Es un arte muy simbólico y todo está muy pensado, muy milimetrado, absorbiendo al autor en el desarrollo de la imagen.
¿Cuánto tiempo lleva crear una imagen?
Un icono da mucho trabajo, porque consta de muchas fases. Además, en mi caso, sigo el proceso de forma antigua, por lo que nunca bajo de los 10-15 días.
¿Y el precio?
Depende del tiempo y también del material que se utilice en su elaboración. Un icono de oro fino y plata puede alcanzar los 1.800 euros, aunque los hay de 300 euros.
¿Mueve mucho público este tipo de arte?
A pesar del fervor religioso que se procesa por toda Galicia, aquí no ha calado tanto el arte del icono, pero si que es cierto que hay gente muy aficionada, más hacia el sur. El museo es como una continuación a la visita de la iglesia visigótica,
¿influye eso a la hora de recibir visitantes?
No tanto. Muchos vienen a preguntar, pero cuando ven que hay que pagar (1 euro), dan la vuelta. Otros, sin embargo, se pueden pasar horas.
¿Qué se puede ver?
Es una colección formada por aproximadamente 50 piezas que donde están representadas todas las épocas de la pintura sobre tabla, con imágenes de San Jorge, San Nicolás o la señora de Vladimir (patrona de Rusia), pero también hay cofres, abanicos o espejos.
