Los congresos regionales del PP ponen a prueba a Casado

 Juanma Moreno e Isabel Díaz Ayuso con el presidente del PP, Pablo Casado.
photo_camera Juanma Moreno e Isabel Díaz Ayuso con el presidente del PP, Pablo Casado.

La dirección nacional debe demostrar su fortaleza frente a tensiones como la de Díaz Ayuso

Aún sin fecha, el congreso de Madrid tensionó al PP tras el paso adelante de Isabel Díaz Ayuso, pero al partido de Pablo Casado le queda otra decena de congresos autonómicos que pondrá a prueba la fortaleza orgánica cuando pase el hito de la convención nacional.

La Junta Directiva fijó que los congresos autonómicos pluriprovinciales se celebrarán tras la convención nacional -que finaliza el primer fin de semana de octubre-. Es el caso de Andalucía, donde Juanma Moreno será reelegido antes de fin de año, o de Castilla y León, que por el momento no tiene fecha para su cónclave. Los uniprovinciales en cambio deben esperar al primer semestre de 2022, pues Génova mantiene que no habrá adelanto, pese a la exigencia de Isabel Díaz Ayuso en Madrid. De las nuevas direcciones dependen las candidaturas municipales para los comicios de 2023.

Desde que Casado sucedió a Mariano Rajoy al frente del PP ha acometido una renovación del partido “desde la base”: primero el poder provincial y después el autonómico. Su número dos, Teodoro García Egea y la secretaria de Organización, Ana Beltrán, han sido los artífices del proceso. Y aunque la dirección nacional ha recalcado que en la gran mayoría de los casos se ha logrado listas de consenso, en Andalucía y Castilla y León los choques entre Génova y el poder autonómico han llegado a trascender en público.

Sevilla fue el congreso que más tensión evidenció. Moreno dio plantón en el cónclave y pidió no tratar a las estructuras territoriales de atrezo tras imponer Génova un candidato.

EL “TÁNDEM GANADOR”

El desencuentro obligó a coser un pacto para el resto de provincias y a hablar de “tándem ganador”, el de Pablo Casado y Juanma Moreno, cercano a Soraya Saénz de Santamaría. Buscará la reelección reforzado por encuestas que prevén su permanencia en Palacio de San Telmo, donde hasta su llegada sólo se habían sentado presidentes socialistas, y con el fantasma de un adelanto electoral.

Una hipótesis que también planea sobre Castilla y León, sin fecha para el congreso, y en la renovación provincial ha habido tiranteces. El presidente, Alfonso Fernández Mañueco, pidió por ejemplo que no hubiese ruido porque “a nadie el gusta el rechinar”.

El listado de autonomías del PP que deben renovar sus direcciones incluye también Extremadura, donde José Antonio Monago ostenta la presidencia del partido tras perder en 2015 la de la región, en uno de los pocos liderazgos que se mantienen tras haber pasado a la oposición. También Aragón, donde preside el PP desde 2017 el exalcalde de Tarazona Luis María Beamonte, y Cantabria, con María José Saénz de Buruaga al frente, tienen pendiente su congreso.

Como Navarra, donde la número tres de Casado, Ana Beltrán, es la cabeza del partido, o La Rioja, que debe sustituir a José Ignacio Ceniceros, que anunció su marcha tras imponerse en 2017 a Cuca Gamarra. El PP debe cuadrar también Murcia -territorio del secretario general, Teodoro García Egea- Melilla y Ceuta en el calendario.

El PSOE de Madrid vive envuelto en una profunda crisis interna

A la lucha interna por el poder en el PP de Madrid se suma la del PSOE, que acaba de comenzar un proceso de primarias en un momento de profunda crisis interna, ya que a los peores resultados electorales de su historia en la región se suma la falta de un liderazgo claro para hacer frente a Isabel Díaz Ayuso.

La debacle electoral provocó la dimisión del candidato en los comicios, Ángel Gabilondo, y del secretario general de los socialistas madrileños, José Manuel Franco. El poder en el partido quedó en manos de una gestora hasta el próximo congreso regional, el 13 y 14 de noviembre.

Una situación de interinidad que no es nueva, ya que el PSOE de Madrid ha estado dirigido por una gestora en otras dos ocasiones: en 2007 tras la dimisión de Rafael Simancas y en 2015 tras la de Tomás Gómez. Sin embargo, esta vez la situación es más complicada para el partido, con una militancia cada vez más decepcionada tras décadas de sequía sin lograr el poder en las dos principales plazas (la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de la capital) y sin un liderazgo claro. Las tradicionales “familias” socialistas en el PSOE de Madrid han perdido protagonismo y no hay ningún nombre propio que despierte el consenso e ilusión suficientes para hacer frente a Ayuso.

El que tiene más papeletas para conseguirlo es el diputado regional y exalcalde de Soto del Real Juan Lobato, que parte como favorito en las primarias. El único rival con opciones reales de disputarle el poder es el alcalde de Fuenlabrada, Javier Ayala.

Te puede interesar