EURO

La contaminación también determina la incidencia fiscal sobre las empresas

file0001225592472_result
photo_camera Las actividades contaminantes tienen que hacer frente a sus tasas fiscales.

Es una forma de impacto ambiental, que asimismo, genera un impacto en la economía

La contaminación, es siempre una alteración negativa del estado natural del medio que se genera como consecuencia de la actividad humana. Es una forma de impacto ambiental, que asimismo, genera un impacto en la economía. Por ejemplo, la producción de energía y el transporte están basados fundamentalmente en la quema de combustibles fósiles, altamente contaminantes, que  provocan modificación del clima y un deterioro en la salud humana y en el medio ambiente. 


Estamos en una época, en la que están proliferando las campañas en contra del consumo de carne, basándose en los problemas que la misma tiene para la salud. Sin embargo, detrás de esto subyace una idea mucho más honda ya que lo que trae problemas para la salud humana, no es en sí el consumo de carne sino, el proceso para la obtención de esta y esa es la raíz del problema. Al demandarse menos carne, ya no se requeriría tanto ganado y se producirían menos gases de efecto invernadero. Las explotaciones ganaderas produce el 18% de los gases culpables del calentamiento global, el 65% es  óxido nitroso, generado por el estiércol, convirtiéndose éste, en la segunda fuente de contaminación después de los automóviles. 


El pastoreo ocupa el 26% de la superficie terrestre y cerca de un tercio de la superficie agrícola para la producción de forraje por lo que ganar tierras para el pastoreo del ganado es un factor importante en la deforestación y la erosión de tierras ya que el ganado, requiere el 8 % del agua que consume el hombre.
 
Política fiscal 
Con ella se busca solventar en lo posible, las consecuencias negativas del progreso, como la contaminación en el planeta, es por lo que  los países han buscado algunas soluciones, entre las que destacan las políticas fiscales  que introducen impuestos para promover actividades ecológicamente sostenibles por medio de incentivos económicos.


Los impuestos ambientales en España están caracterizados por una gran profusión normativa se los agrupa en función de su regulación en  tres categorías principales: La primera categoría corresponde a los impuestos para cubrimiento de costos. Por ejemplo, los gravámenes para cubrir los costos de los servicios ambientales, como la toma de medidas como el tratamiento de aguas. 
La segunda categoría corresponde a las tasas de incentivos. Diseñados para el cambio de un comportamiento. 


Y la última categoría corresponde a los impuestos ambientales fiscales: diseñados principalmente para aumentar los ingresos. Existe además una clasificación en cuanto a cuál es el objeto del impuesto aplicable a los bienes contaminantes, sea en su etapa industrial, la del consumo o cuando es un residuo. Impuestos generales sobre consumos e insumos, sobre la contaminación añadida, con el fin de incrementar el valor del producto y desalentar la demanda de bienes y servicios contaminantes y un  Impuesto sobre las emisiones, configurados por gases o sustancias contaminantes. 


Y por último los aplicados al transporte, elevando los impuestos a  vehículos contaminantes para incentivar la compra de vehículos limpios. 
Pero el principal problema de todos ellos radica en la dificultad para  controlarlos

Te puede interesar