Las diócesis llevan el 79% del dinero de la Iglesia y los costes sociales del clero, el 21%

photo_camera Un grupo de fieles, ante una de los pórticos de la catedral de Ourense. (JOSÉ PAZ)

“Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres!”  (Papa Francisco). Durante la pasada declaración de la renta, nueve millones de contribuyentes, uno de cada tres españoles, marcaron la casilla de la  Iglesia Católica

“Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres!”  (Papa Francisco).
Durante la pasada declaración de la renta, nueve millones de contribuyentes, uno de cada tres españoles, marcaron la casilla de la  Iglesia Católica, ¿y a qué partes de la Iglesia van estas dotaciones? Hablando de cifras, diremos que el  79% de los recursos que llegan a la Conferencia Episcopal a través de la Asignación Tributaria, van directamente a las diócesis, para su sostenimiento. El 21% restante es destinado al pago de la  Seguridad Social del clero, para retribuir a los obispos; para realizar  proyectos de rehabilitación de templos, para  actividades pastorales, y para centros de formación como son las facultades eclesiásticas. Desglosando más esta partida, decir que un 26% es dedicado a acciones pastorales y asistenciales; el 25% a conservación de edificios y gastos de funcionamiento; el 20% a la retribución del clero; el 12% a gastos extraordinarios; el 11% a la retribución del personal seglar y el 6% restante a centros de formación, según la última Memoria de Actividades de la Iglesia correspondiente a 2013. La percepción a pié de calle es que el destino es en su totalidad a gastos sociales, que esta asignación directa del IRPF se destina a organizaciones católicas de fines sociales y parte de ello es cierto, pero otra no.

Cuando en el año 2006 el Gobierno y los obispos pactaron el sistema de financiación actual, que incrementó un 37% la asignación tributaria, pasando entonces del 0,52% al 0,7%, acordaron que la Iglesia presentaría una memoria justificativa de sus gastos.  Los fondos que recibe la Iglesia a través de la Asignación Tributaria dependen exclusivamente de la voluntad de los contribuyentes y s i los éstos no marcasen en favor de esta institución en su declaración de la Renta, la Iglesia pasaría a no recibir nada. En su distribución interna las diócesis españolas reciben una cantidad fija que corresponde a sus gastos generales básicos, el resto de la cantidad recibida varía en función de las necesidades más específicas de cada una aunque  las aportaciones directas y voluntarias de los fieles son la principal fuente de financiación de las diócesis, suponiendo más de un tercio de los recursos disponibles de éstas. Concretando cifras, en la partida de Actividades Pastorales Nacionales, van aportaciones al Tribunal de la Rota con 268.000 euros, para juzgar  conflictos eclesiásticos; para  la peregrinación a Roma de familias se destinaron 5.690 euros; para las obras en el Colegio Español de Roma, residencia para religiosos fueron 543.040 euros y hubo obras de mejora de la sede de la Conferencia Episcopal en Madrid por 105.711 euros; y 296.114 euros para una residencia sacerdotal; citar también una subvención para traducir las obras completas de Joseph Ratzinger a la que fueron 4.167 euros. Pero no puede hablarse de la Iglesia como un organismo único que gestiona sus bienes, porque desde un punto de vista administrativo y jurídico no existe como único ante, porque lo que realmente existen son instituciones dentro de ella: diócesis, parroquias, órdenes, congregaciones, asociaciones, fundaciones, etc… Más de 40.000 instituciones, donde cada una funciona con su propio estatuto económico, de forma autónoma, según normas del Código de Derecho Canónico.”El dinero no es nada, pero mucho dinero, eso ya es otra cosa” (George Bernard Shaw).

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