Las compras de deuda pública europea por parte del Banco Central Europeo (BCE) han provocado un ritmo de depreciación sin precedentes del euro.
Las compras de deuda pública europea por parte del Banco Central Europeo (BCE) han provocado un ritmo de depreciación sin precedentes del euro, cuya cotización se sitúa ya en un entorno de 1,05 dólares, un nivel que no se recordaba desde abril del 2003. Una de las principales consecuencias positivas es el abaratamiento de las exportaciones, circunstancia que ha propiciado el despegue de las ventas en el exterior de las principales economías de la zona euro en los últimos meses. Alemania una de las más beneficiadas, como muestra su registro récord de exportaciones en 2014 por valor de más de 1,1 billones de euros, un 3,7 % más que el año anterior. España, que también mejoró su posición comercial en el extranjero, se beneficiará sobre todo del incremento del atractivo de un turismo más asequible, con la posibilidad de consolidar la excelente evolución del sector en los últimos años.
En el otro lado de la balanza, la bajada del euro encarece las importaciones, entre ellas, principalmente las de la energía. Por fortuna, el descenso de la divisa ha coincidido con el espectacular hundimiento del petróleo en los mercados internacionales. La fortaleza del dólar, que con el petróleo cotizando en niveles altos habría sido un problema, se ha compensado con un abaratamiento del barril Brent que ronda el 60% desde el pasado verano. Este comportamiento del petróleo, a su vez, ha acentuado la caída de los precios en España y en el conjunto de la UE, circunstancia que, en paralelo a la persistente atonía económica que afecta el continente, predice que el BCE seguirá apelando a las medidas de estimulo, en una espiral que presagia una bajada del euro que continuará en los próximos meses, tal y como prevén la mayoría de los analistas.
