con prima de riesgo

La economía de la seguridad o como analizar los desafíos que estamos viviendo

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El mundo globalizado nos ha traído cambios, algunos buenos, otros discutibles y algunos quizá terribles

El mundo cambia. Nuevas tecnologías que generan nuevos hábitos y nuevas realidades  que ademas generan nuevas circunstancias en cada país y en cada ciudadano del mundo. Un ejemplo: el flujo de información ya no esta solo en la prensa, ahora cualquiera puede ser un “medio de comunicación”. 

El problema es que recientemente los cambios vienen a punta de pistola o, mejor dicho, de bomba y video promocional. El mundo nunca ha sido un lugar fácil para una parte importante de la población, pero actualmente el “problema” de inseguridad se ha exportado a los países del llamado primer mundo. En forma de atentados, amenazas, guerras  y ciberguerras. Solo con ver el periódico del día podemos comprobar esta afirmación, donde una coalición (discutible adjetivo) de grupos terrorista (o libertarios, según desde donde se mire) bajo la guía de un mismo dios luchan por liberar el planeta de la opresión (o sea los que no piensen como ellos). ¿Les suena? Si hoy son Daesh, estado islámico, frente de liberación de un sitio u otro, brigadas del dios de turno, etc. Pero no hace mucho mandábamos gente a las cruzadas con ese mismo lema, o nos matábamos en el frente de la guerra civil por quítame aquí este dios y estas ideas. Lo de la seguridad viene de viejo. Dios al expulsar a Adán y Eva ya puso “guardias” alados para que no volvieran. 

El emprendedor se define como un proceso de aprovechar oportunidades, y actualmente este contexto lo es. Algunos datos para la reflexión: Estados Unidos ha gastado en el último año 611.000 millones de dólares (569.000 millones de euros), y el presidente Donald Trump ha anunciado un aumento del 9,27% para el presupuesto militar de Estados Unidos de 2018, lo que supone una inyección de 54.000 millones de dólares, el mayor crecimiento desde los atentados del 11-S hace 15 años. China, con una propuesta de aumento del gasto de un 5,4% (215.000 millones de dólares), o el caso de Rusia, tercero en el pódium con un aumento anual del 5,9% (69.200 millones de dólares. Por la zona del Golfo Pérsico, y ocupando el cuarto lugar, se encuentra Arabia Saudí con una inversión de 63.700 millones de dólares.

En quinto lugar y subiendo se encuentra India, que con una inversión de 55.900 millones de dólares y con un aumento del 8,5% en el interanual gana posiciones en el ránking mundial. En nuestros países vecinos el gasto militar es de 55.800 millones de dólares para el caso Francés, en el caso del Reino Unido la cifra es de 43.000 millones de dólares y con un anuncio de aumento para los próximos años. En el caso alemán también existe anuncio de aumento, que prevé alcanzar los 81.000 millones de dólares (el doble de lo actual). Como pueden ver en esta vuelta al mundo, el gasto militar y por tanto la industria militar aumenta sus resultados y muestra crecimiento para los próximos años. En este contexto España hasta ahora no ha sido un gran gastador militar, apenas superamos los 10.000 millones de euros, es decir, apenas suma una décima del PIB, pero, ojo, eso va cambiar ya que en la última reunión de la OTAN, esa cuyos titulares estaban copados por la “iras” y diretes del señor Trump, España se ha comprometido a un aumento del gasto hasta el 2% del PIB patrio, o sea el doble de gasto. 

Por lo tanto el gasto militar se convierte en la punta de lanza de la inversión pública en I+D en este pais y como no, también en el gasto ordinario, al que debemos sumar las inversiones en gasto de ciberseguridad necesarias para la nueva forma de guerra. 

LA SEGURIDAD GALLEGA
Llegado este punto el debate es si Galicia puede aprovechar esta oportunidad. Obviando el debate moral, un economista ve “oportunidades”, para la economía gallega. Galicia históricamente ha enlazado su  constructora naval con el ejército, en especial Ferrol, y donde Navantia es un líder nacional. A ello debemos sumar los diseños de patrulleros de la empresa viguesa Rodman. La evolución industrial militar alcanza a otras empresas industriales como por ejemplo Urovesa para la disponibilidad de vehículos militares o el caso de Rodríguez López Auto para la fabricación de ambulancias militares. 

Es decir, la industria gallega militar esta motivada por dos rasgos: una fuerte I+D galaica y una fuerte capacidad de venta al resto del mundo. Además es capaz de crear más de 3.000 puestos de trabajo en Galicia y facturar unos 600 millones de euros (en un año bueno). 

Pero la industria de Galicia puede ser más ambiciosa en este sector y no solo pensado en armas sino también en cuestiones más mundanas como ropa, alimento, productos de consumo ordinario varios, donde la industria gallega es líder internacional. Sin olvidarnos del papel de la ciberseguridad y la industria Tic gallega. Y recuerden cuando me juzguen que “la guerra es un gran esfuerzo de todos hacia la paz”, como decía Montesquieu. 
 

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