EMPRENDORES Y MARKETING

Emprender con los cinco sentidos

Emprender es de estas actividades que requieren poner al 100% los cinco sentidos, porque en el momento que no lo haces, la probabilidad de que aparezcan errores aumenta de manera importante.

Sin duda, es necesario el sentido de la vista, para observar todo lo que sucede en tu entorno y que puede ser clave en el desempeño de tu empresa. Mira, mira con amplitud. No focalices tanto en los detalles en los inicios, porque lo que importa es que te sitúes, y ya más adelante será el momento de pensar en qué sitio exacto quieres estar. Son muchos los emprendedores que se centran en el arranque de su proyecto en los pequeños detalles y se olvidan de lo importante: consolidar sus bases para estar fuertes cuando surjan los primeros problemas.

Mira a tu alrededor y observa quiénes de las personas que te rodean pueden ser buenos trabajadores para tu organización. No te rodees de personas peores que tú; todo lo contrario: busca siempre personas con talento, incluso con más proyección de futuro que tú y disfruta de sus habilidades mientras compartan tu proyecto.

Y dedica cada día unos minutos para contemplar tu empresa con visión de cliente, porque el día que pierdas esa perspectiva es cuando empezarás a tener problemas. Como les digo muchas veces a los comerciantes a los que oriento, mira el escaparate de tu negocio como lo hacen tus clientes.
Pero de nada te valdrá mirar si no escuchas lo que te dicen tus clientes. Como siempre decía el gran Peter Drucker, ¿qué tal si en vez de suponer lo que quieren tus clientes les preguntas directamente? Escuchar implica dedicar tiempo y atender con atención a todas y cada una de sus inquietudes, sugerencias y felicitaciones. 

Escucha lo que te dicen también tus empleados, porque sus consejos serán claves para evitar que los clientes detecten nuestros errores. Nos interesa una gestión proactiva en la que nuestros colaboradores se anticipen a esas posibles deficiencias en nuestro servicio y que evitemos costes de imagen y costes económicos. 

Y escucha también los consejos de las personas que te aprecian y que sabes que te hablarán siempre con sinceridad. Huye de los acólitos y huye también de los cenizos. Pero escucha, escucha y mejora.

Si difícil es emprender, aún más complicado es que tu empresa aguante más de 5 años. Por eso, todo emprendedor sabe que debe “oler” todas esas oportunidades de negocio que surgen en el entorno. Y te recomiendo que las huelas tú en primer lugar, porque las oportunidades están ahí para todos, y tan solo los que antes las aprovechen serán los que triunfen. 

Y huele el ambiente cuando tus clientes se sientan quemados por una mala atención o un mal servicio. Y huele lo que está haciendo tu competencia para mejorar y adelantarte. Y huele también cuando surjan esos conatos de conflictos en tu equipo que lo único que hacen es generar luchas de poder que nos distraen de nuestro objetivo final: generar excelencia de servicio.

No pierdas nunca el contacto con la realidad, y toca y siente en primera persona lo que ocurre en tu negocio. Es demasiado habitual comprobar cómo emprendedores a los que les ha ido bien en sus negocios, empiezan a desvincularse de sus negocios y a dejar que sean otros los que cuiden de sus clientes y de sus trabajadores. 

Si te fijas, esos grandes emprendedores que siempre aparecen como referentes en las escuelas de negocio nunca pierden ese contacto con la realidad y siguen hablando con clientes y empleados porque son conscientes que las mejores ideas de negocio, siempre provienen de los que compran nuestros productos o de los que atienden a los que nos compran. Cuida a tus clientes. Y cuida a tus empleados, porque ellos cuidarán de tus clientes. Esa es una clave del éxito.

Y solo me queda darte un último consejo por hoy: saborea y paladea cada instante, cada momento que vivas, sea ácido, amargo, salado o dulce. En mis inicios como consultor, hablando con una emprendedora de éxito me dijo que solo el que probó el sabor amargo que tiene el fracaso, tiene la cualidad de disfrutar de una manera auténtica el dulzor que tiene el plato del éxito.

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