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El gigante chino sufre un resfriado

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photo_camera Gráfico sobre la evolución de las importaciones y exportaciones chinas. l

En los  últimos meses todo gira en torno al posible impacto a escala mundial de una desaceleración de la economía China y las dudas que genera su sistema financiero y las altas tasas internas de endeudamiento.  

En los  últimos meses todo gira en torno al posible impacto a escala mundial de una desaceleración de la economía China y las dudas que genera su sistema financiero y las altas tasas internas de endeudamiento.  Esta semana acabamos de conocer la evolución de sus importaciones en el mes de septiembre. La caída ha sido pronunciada, con un descenso del 20,6% sobre el mismo mes del año anterior, culminando una tendencia de varios meses a la baja.  La ralentización parece evidente y éste es un signo más del enfriamiento de su demanda interna.

Los planes del gobierno chino contemplan seguir inyectando liquidez al sistema para evitar los riesgos de un colapso financiero, al tiempo que alentará la sustitución de la demanda vía exportaciones e inversiones por un mayor consumo interno de las familias, aunque esta transición en las pautas de gasto llevará un tiempo. Hay que pensar que el crecimiento del gigante asiático, que durante varias décadas ha sido espectacular y en gran medida lo sigue siendo,  es difícil de mantener de forma continuada. Según los datos de 2014, China ha superado en PIB a Estados Unidos si lo valoramos en paridad de poder adquisitivo (es decir, eliminando  la distorsión del tipo de cambio y los diferentes niveles de precios) , por lo que ampliar esa producción con avances continuados por encima del 7% es un reto colosal.

Por otra parte, nos hemos acostumbrado al tirón de China como uno de los principales motores a nivel global, compensando en gran medida el impacto negativo de la crisis originada en 2008 en Estados Unidos y el bajo crecimiento de la productividad de las principales economías avanzadas en la última década. Paradójicamente, el buen comportamiento de la economía estadounidense será ahora un atenuante a esta situación y, aunque es muy difícil que China pase la línea de una simple moderación de sus tasas de crecimiento, todo parece indicar que el escenario económico a escala mundial entra en una época de nuevos desafíos y un contexto de equilibrios más inestable.

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