Guillermo Díez preside el Colegio de Economistas, un colectivo formado por 296 profesionales que viven el día a día de las empresas ourensanas, muchas de ellas en una situación delicada.
Para el 76% de los economistas gallegos la corrupción es un lastre para la recuperación. ¿Puede aclararnos por qué el porcentaje es tan alto?
Creo que la corrupción ha tomado un protagonismo que ojalá no tuviese y también los economistas podemos valorar la corrupción como algo muy negativo para la mejora de la situación económica. El director del barómetro económico del Colegio de Economistas indicaba que la corrupción podría lastrar en los mercados la confianza para los inversores o la llegada de capitales. De todas formas, además del protagonismo que tiene la corrupción, creo que el gran lastre del país y su economía es el paro que es lo que hay que bajar cuanto antes.
Le pido ahora que sea optimista o pesimista con respecto a la situación económica, pero que lo sea con datos.
Pues yo creo que tenemos que ser optimistas, sin lugar a dudas. El pesimismo no es un buen acompañante en ninguna faceta de la vida, tampoco en economía. Pero, además, objetivamente tenemos datos que nos pueden hacer sentir ese optimismo. Sí es cierto que puede haber ratios que nos indican que mejoramos muy lentamente, pero cuando valoramos información económica parece que a nivel político un mismo dato se valora positiva o negativamente en función de si se está en la oposición o en el gobierno. A mí eso me produce insatisfacción porque deberían asumir datos buenos cuando lo son.
Sospecho que a usted le apetece ser optimista, más que serlo por ser realista.
Son las dos cosas. No oculto mi predisposición al optimismo, pero también estamos viendo que la situación está mejorando y lo importante sería acelerar esa mejora y a ello también nos puede empujar el optimismo.
¿Qué le dice el termómetro de la calle cuando charla con un empresario o toma una cerveza con un amigo?
Creo que hay un cierto cambio en la tendencia y que ese pesimismo empieza a desaparecer. Seguimos viendo que hacen falta medidas incentivadoras para que el consumo se relance en la demanda interna pero, insisto, hay mejoras. Cuando hablo con la gente me suelen comentar que el último año no fue mal si lo comparamos con los anteriores.
¿Cuáles son los sectores que en Ourense deben tirar de nuestro desarrollo ahora que parece que lo peor de la crisis ha pasado?
Ojalá tuviésemos aquí una empresa que liderase esta provincia como ha ocurrido con Citroen en Vigo, que ha conseguido hacer de Vigo y Pontevedra lo que hoy son. Algo parecido ha supuesto Inditex en A Coruña y a mí me gustaría que a Ourense llegase un gran proyecto que actuase de canalizador, incluso de una industria auxiliar. Hoy Ourense tiene una gran industria auxiliar de Vigo pero sueño con que algún día tengamos un gran proyecto que dinamice y se sume a las empresas importantes que ya tenemos, como el caso de Coren, que lidera su sector en Galicia y España. Se habla mucho del termalismo como una posible fuente de recursos, pero todavía estamos en una fase muy incipiente, aunque posiblemente nos podrá dar muchas satisfacciones.
Ahora que cita el termalismo, ¿no cansa ya que todos hablen de lo que solo existe en teoría?¿No estamos matando la gallina de los huevos de oro?
Yo no creo que sea un problema del sector. Creo que los proyectos no cuajan porque los años que hemos vivido no han sido años que hayan favorecido las inversiones. Por ejemplo, en esta ciudad estaban programadas grandes inversiones en centros comerciales que han quedado bloqueadas a partir de la crisis del 2008. Eso está ahí y nosotros tampoco llevamos tantos años hablando de termalismo. Sí existe el recurso pero su aprovechamiento es muy reciente y yo creo que en esa línea se están dando pasos importantes para que haya un mejor aprovechamiento. Tenemos infinidad de recursos que seguro que se aprovecharán.
¿Cómo reacciona cuando oye la palabra emprendedor o emprendimiento?
Me sugiere que hay una necesidad imperiosa de cambiar el chip ya que cuando hablamos de empresa, hablamos de “mal rollo”. Todavía parece que suena mal eso de ser empresario y a mi eso me deja perplejo. Es una palabra estupenda, maravillosa. Si saliésemos al exterior te puedo asegurar que el sentimiento es contrario porque el que apuesta y se la juega se le ve de forma más positiva. Veo que en Ourense hay un interés por parte de todas las estructuras sociales de fomentar el emprendimiento porque es necesario y ante ellos debemos sacarnos el sombrero.
¿Y hay sitio para tanta gente que dice ser emprendedor?
No creo que haya burbujas, lo que sí debemos tener claro es que no todos acertarán en su apuesta y habrá fracasos, que son lógicos. En Estados Unidos los fracasos también se incluyen en el curriculum y cuando se arruina, también. No se avergüenzan de un fracaso porque son capaces de aprender con él. Nosotros tenemos hueco para todos, pero hay que buscar algo diferente, tenemos que dejar de ser los copiones de la clase.
¿Ve a los jóvenes ilusionados con la provincia?
Cuando hablo con gente de la universidad vemos preocupación porque la gente que acaba sus estudios no sabe qué hacer. Los economistas nos acercamos a ellos y les contamos nuestras experiencias pero lo que es una pena es que esa gente joven siga viendo más posibilidades fuera que en nuestra propia casa y esperemos que esa tendencia revierta con el fin de la crisis.
¿Cómo están resistiendo la crisis las empresas ourensanas en relación a otras de otras zonas más industrializadas?.
No soy capaz de valorar que las dificultades de las empresas ourensanas hayan sido diferentes a las de otras provincias. Nos ha afectado por igual, aunque sobre todo a las que no han sido capaces de adaptarse a las circunstancias. Hay muchas empresas que cuando han visto venir el problema se han quedado paradas y viendo que su facturación caía en picado, en vez de ajustarse a los nuevos tiempos, incluso para subsistir porque a veces es necesaria la subsistencia. Otros han visto que la necesidad obliga y que si el mercado se retrae habrá que buscar otros y hay muchas empresas que han aprendido de la crisis y que han visto otras oportunidades, muchas de ellas en la exportación. Hay que saber sacar lecturas positivas.
¿Por qué el 90% de las empresas en concurso de acreedores están abocadas a la disolución?
Porque no se hace un buen uso de las herramientas que tenemos. Nadie quiere reconocer problemas de insolvencia, que a veces pueden ser solucionadas. El problema está en que cuando no pones solución ya es demasiado tarde y, como decíamos antes, porque cuesta reconocer que no van bien las cosas.
¿Estamos fiando el desarrollo de Ourense solo al AVE?
No me cabe la menor duda que es una oportunidad pero no significa que nos vaya a solucionar todos los problemas de la provincia. El acercamiento que eso va suponer será algo positivo y nos favorecerá en el crecimiento fururo. El AVE será una excelente oportunidad para el desarrollo de Ourense. Donde no se da la misma circunstancia es a nivel político, sobre todo con el gobierno y la oposición y pido consenso, que casi siempre se queda solo en una palabra. Me frustra leer en la prensa que excepcionalmente los dos grandes partidos políticos se reúnen para buscar acuerdos. Eso es bueno y debería ser habitual.
