EMPRENDEDORES Y MARKETING

¡Jesús, me han despedido!

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Así, tal cual, me llegó este mensaje por whatsapp hace unos meses de uno de mis clientes de coaching. No es la primera vez que me ha ocurrido con mis coachees algo parecido, pero uno nunca se termina de acostumbrar a que te lleguen noticias así, y el primer impacto es de mucha empatía hacia esa persona.

Por supuesto, en el mismo día tuve una conversación con esta persona para que me contara cómo se encontraba, cómo había encajado la noticia y qué sensaciones y emociones eran las que predominaban en ese momento.

En el caso de esta persona, la noticia no nos pilló desprevenidos, porque a lo largo de sus sesiones ya estábamos viendo que la situación parecía estar derivando hacia esta resolución y, aparte, en las conversaciones que habíamos tenido, era evidente que no se encontraba a gusto en esa empresa, una de las más importantes del país, pero que no destaca precisamente por su política de Recursos Humanos.

Quizás alguno de vosotros, mientras leéis esta historia estéis pensando que esta persona está con una depresión o que está en búsqueda activa de empleo y que no encuentra nada acorde a su categoría profesional, pero nada más lejos de la realidad.

¡¡¡Estamos ante una persona que ha decidido emprender!!!
El caso de mi coachee es el de cientos de personas, que al llegar a los 35 ó 40 años, se dan cuenta de que han desarrollado una carrera profesional interesante, con multitud de objetivos cubiertos a lo largo de su trayectoria, pero dicen sentir una cierta sensación de vacío. 

“¿Sabes la cantidad de veces que he pensado en abrir algo, pero luego pienso, y si me va mal?” Es evidente que detrás de esta frase se esconden diversos miedos: como por ejemplo el miedo a que tu situación económica se vea afectada, miedo a que tu entorno social más cercano no te apoye en tu decisión, miedo a que no puedas dedicar tiempo a las personas que más quieres, miedo a que fracases en el proyecto, miedo a que ese fracaso quede marcado para siempre en tu vida. Miedo, miedo, miedo….
Ese pensamiento, esa frase se la escuché a mi coachee en varias ocasiones a lo largo de su proceso de coaching, y entonces es cuando percibes que estás ante un futuro emprendedor que tiene los lógicos miedos que cualquiera de nosotros hemos vivido al iniciar nuestra aventura empresarial. 

Es curioso, pero al igual que le está ocurriendo a esta persona, en muchas ocasiones que te despidan de tu puesto de trabajo, es la mejor cosa que te puede ocurrir en tu vida, porque en el fondo, resulta que un acontecimiento externo que no has podido controlar, te ha sacado de golpe de tu zona de confort y, a partir de ahí, parece que se te acaban las excusas para no intentar la locura de emprender. 
Lo que pasa es que en muchas ocasiones me da por cuestionarme si este factor externo no lo hemos podido controlar o si realmente, de manera inconsciente, lo hemos desencadenado nosotros. 

Con esto no pretendo decir que de manera consciente forcemos ese despido que actúe como palanca de cambio, sino que, al final, cuando nuestra cabeza empieza a plantearse la posibilidad de iniciar una aventura empresarial por cuenta propia, y dejamos de percibir un futuro en la empresa en la que estamos en ese instante, las ilusiones del futuro nos empiezan a llevar hacia nuevos destinos.

Por eso, querido amigo, querida amiga, a ti que estás leyendo estas líneas, que tienes un buen trabajo en una buena empresa, pero que por tu cabeza empiezan a rondar ideas de emprender tu propio negocio y desarrollar tu idea en un plan de empresa, si esto te está ocurriendo, tan solo te puedo dar dos consejos: en primer lugar, contrata un proceso de coaching para que consigas llegar a esas respuestas que parece que no surgen de manera espontánea.

Y, en segundo lugar, por mucho que tu parte cognitiva y racional te diga que lo más lógico es seguir ganando un sueldo garantizado de 2.000 euros, en esa empresa en la que tanto te respetan y te valoran y en la que te garantizan tus vacaciones reglamentarias, al final tu parte emocional guiará tus pasos hacia donde realmente quieres estar porque, desengañémonos, emprender suele tener poca parte de razonamiento, y mucho de emociones y sentimientos y cada vez son más los estudios que nos dicen que el 85% de las decisiones que tomamos en nuestra vida son metaconscientes o emocionales.

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