ECONOMÍA CIUDADANA

El negocio de la gestión del agua, una auténtica Torre de Babel administrativa

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0,45 céntimos es el precio del agua en el Ayuntamiento de Ourense

Olvidamos que el ciclo del agua y el de la vida son uno mismo, porque ésta es la sangre del mundo. El túnel por el que se derrama, refleja nuestros modos de ser y de hacer. 
Echando una mirada atrás, nos trasladamos hasta la fecha del  28 de julio de 2010, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el derecho al agua potable y al saneamiento, como un derecho humano esencial. Algo tan básico que se diluye muchas veces al ponerle al agua un precio político. 

Luego, en determinados ayuntamientos se incluyen en los recibos del agua conceptos que no están relacionados con ésta, como la tasa de basuras, y existen marcadas diferencias en las tarifas pagadas por los ciudadanos, dependiendo de la localidad en la que habiten. 

¿Pero a qué son debidas estas diversidades? Pues están influenciadas  por factores ajenos al propio sector del agua, muchas veces políticos, creando una disparidad de criterios. En esta Torre de Babel del agua se echan muy en falta pautas homogéneas y transparentes. La salida a esto  sería un modelo  de gestión en base a un regulador común centrado únicamente en desarrollar metodología, emitir informes vinculantes en relación con los pliegos de contratación y la resolución de los conflictos; sin que los  ayuntamientos pierdan competencias en el sector. 

En caso contrario se pueden suceder las pérdidas que produce la desorganización -como ahora-,  cuando diferentes operadores gestionan a un tiempo, distintas fases del ciclo del agua, para un mismo colectivo. Ocupándose uno de la distribución y otro del saneamiento. Y  la incongruencia llega cuando sólo uno de ellos factura los servicios a los usuarios, liquidando con posterioridad los llevados a cabo por otros proveedores. 
Otro aspecto a mejorar es el de las licitaciones que duermen a la espera de ver la luz, porque existen  múltiples ejemplos, que no se han llevado a cabo y sobre las que planea la urgencia de su materialización por su insostenibilidad en base al derecho público.
Y un tercer  eslabón básico también resentido es la depuración y restauración ambiental. Porque no llegamos a las cotas de cumplimiento que se nos exige desde Europa, lo que puede acarrear sanciones; y ya existen tres procedimientos abiertos contra España. 

La razón de esta parálisis en un sector tan sensible tiene en numerosas ocasiones las infraestructuras como factor clave. La falta de financiación en numerosas dotaciones, por ejemplo para una depuradora, el dinero para poderla mantener, el alto endeudamiento de las administraciones públicas y los  más de dos mil  sistemas diferentes de hacer las cosas en este pais , donde podemos encontrar un abanico extensísismo de  ayuntamientos, mancomunidades, diputaciones, y hasta algunas comunidades autónomas, que con  diferentes  modos de hacer, modelos diversos de precios, y distintas gestiones de infraestructuras, levantan ante el ciudadano un escenario disperso y de difícil comprensión.  Una gestión pendiente ha de tener que ver con esa organización homogénea, que canalice y encauce esa riqueza, para que no se diluya en una sequía normativa -originada por la descoordinación- y evitar llegar a una  aridez desértica, donde descubrir tarde, el valor del agua.

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