ECONOMÍA CIUDADANA

Las “startup” de la alimentación llegan con Internet para revolucionar el sector

Este tipo de empresas dan respuesta a un mundo donde internet, no es ni la solución ni el problema, simplemente, es  el campo de juego

Existe un nuevo enfoque sobre el negocio de la  alimentación, que traen las  startup; se habla de revolución. Sin  embargo, ¿no es errónea esta apreciación? ¿No es más cierto que la explosión que ha traído un cambio histórico,  social, mental, ha venido con internet y su expresión virtual? Flexibilizando barreras geográficas y humanas, para bien y para mal. Porque las startup, son sólo una manifestación de ello, y como muchos otros territorios que han conquistado, también clavaron su bandera en el de la alimentación. Se las concibe como empresas emergentes apoyadas en la tecnología. Sus objetivos son mejorar  la productividad.

Su estructura opera con costos mínimos, y su secreto es mantener una comunicación continua y abierta con los clientes. Aprovechan la capacidad de llegar a todos, que internet  brinda, para poder ampliar ventas. Se trata de un tipo de negocio de acelerado crecimiento.  En el sector que tratamos, el alimentario, incide en sus diferentes fases; desde que el germen del alimento nace de la tierra, hasta que llega a ser producto final.  En el aspecto agrícola, se está haciendo uso de sensores que facilitan información sobre el clima y el terreno, hay cambios en la industria, porque se están empezando a  diseñar alimentos que parecen más  sanos, o al menos más adaptados a nuestros actuales modos de vida. La población mundial no para de seguir creciendo, y se apuesta por alternativas menos contaminantes.

Algo que todavía no está bien visto aquí, sí empieza a extenderse en EEUU, la utilización de los insectos en la alimentación; la startup Exo, se dedica a la producción de barritas de proteínas hechas con harina de grillo, de diferentes sabores: vainilla, chocolate…Otra tendencia es la de sustituir los ingredientes animales de los alimentos por vegetales. Hampton Creed, financiada entre otros por Bill Gates, ha lanzado una mayonesa sin huevo. Algunas marcas están incorporando nuevos ingredientes en sus elaboraciones, como la quinoa o el teff etíope. Son ejemplos que muestran por donde están yendo las tendencias, al menos, al otro lado del Atlántico.

En España, está empezando a dar sus primeros pasos. En nuestro país los supermercados venden mercancía por valor de 68.500 millones de euros y  todavía sólo  un 0,6% de la compra se hace por internet, en contraposición con el 8% de Gran Bretaña. Desde el teléfono móvil, descargando la app de Radarprice, puede ahorrarse dinero en la cesta de la compra. Para ello es suficiente con escanear el código de barras del producto, y si una tienda cercana u on line, tiene el precio más económico, el usuario de la aplicación es  avisado. Esto es posible, porque se permite a los establecimientos añadir sus catálogos de manera gratuita y  otros usuarios, desde sus  terminales, incorporar la información de los  precios más baratos. Entra en juego la e-conveniencia, plataformas de e-commerce que permiten hacer pedidos desde el móvil a partir de un catálogo propio, que cuenta con más de 12.500 referencias, de casi 2.100 marcas diferentes. 

Este tipo de empresas dan respuesta a un mundo donde internet, no es ni la solución ni el problema, simplemente, es  el campo de juego; y  citando a Bill Gates: “Habrá dos tipos de negocios en el siglo XXI: aquellos que estén en internet…y aquellos que ya no existan”.

Te puede interesar