El 80% de la generación nacida entre 1980 y 2000, los llamados millenial, la primera generación activamente digital, ya no pisarán una oficina bancaria; toda relación se hará a través del móvil.
“Del mismo modo que nunca puedes volver a usar un ordenador más lento, nunca puedes retroceder y estar menos conectado”. Son tiempos de inmediatez, conectividad e internet. El 80% de la generación nacida entre 1980 y 2000, los llamados millenial, la primera generación activamente digital, ya no pisarán una oficina bancaria; toda relación se hará a través del móvil.
Ya hace tiempo que era algo muy habitual realizar operaciones bancarias a través de internet, por medio de las páginas web de los bancos, a las que acceder a través de la red; de ese modo, el usuario consulta su saldo o cualquier tipo de gestión bancaria, sin necesidad de trasladarse físicamente hasta su oficina real.
En 1994, Bill Gates, dijo: “En el futuro necesitaremos servicios de banca, pero no bancos”. Y el móvil está empezando a reemplazar a las tarjetas de crédito. BBVA ha sido pionero en realizar esta transformación digital, a través de BBVA Wallet, en la que tras introducir las claves de la tarjeta, se pueden realizar pagos sin tener que recurrir al dinero de plástico. A su vez, CaixaBank lanzó Imaginbank; donde la única forma de acceder al banco es por medio de esta aplicación móvil, que avisa a tiempo real y de manera gratuita de lo que pasa en la cuenta y en la tarjeta.
Bankia ha apostado por BankiaWallet, que ha contado con Visa, para el desarrollo de su tecnología, presentando dos modalidades, minitarjera o sticker, que se puede adherir al móvil, y en este caso, sólo será necesario introducir el PIN, si estamos realizando operaciones de más de 20 euros. ING Direct, ha contribuido a la evolución de la banca 3.0, con una aplicación que permite enviar y emitir dinero a través de los móviles. A través de Twyp, que en menos de dos meses, ha experimentado más de 200.000 descargas; sea el usuario del banco que sea. Santander ha entrado en esta carrera, a través de Openbank University, ofreciendo la posibilidad de enviar dinero de móvil a móvil, sin necesidad de acceder al número de cuenta (IBAN) del destinatario. Pudiendo consultar el saldo, los movimientos de cuenta de tarjeta, los gastos e ingresos, así como el poder emitir transferencias nacionales en euros y localizar oficinas y cajeros.
Todo tiene que ver, con los tiempos de crisis, en los que el sistema financiero español, ha llevado a cabo un draconiano ajuste de red para reestructurarse. El número de entidades se ha reducido de 62 a 19 y se han cerrado 14.811 sucursales bancarias -un 32%- y 70.010 empleados del sector, un 25%, han perdido su puesto de trabajo desde 2008. Pero el sistema bancario español mantiene una densidad de oficinas superior a la media europea. Mantiene aún 7 oficinas por cada 10.000 habitantes, por encima de la ratio de países como Francia (5,8), Italia (5), Alemania (4,3), Reino Unido (1,7) y Holanda (1,1). Sin embargo, el uso de aplicaciones móviles para acceder a las cuentas bancarias, irá en aumento. Es una tendencia extendida, y en la medida que el panorama digital se hace más complejo, la estimación es que el 15% del tráfico global de internet, proviene de los móviles. La adaptación de contenidos a formato móvil, está incrementándose paulatinamente, hasta que llegue el próximo cambio, porque citando la “ley del software”: “si aprenden a usarlo, saca otra versión”
