PERSPECTIVAS

Todo cambia para que todo siga igual en materia de inversiones

El inversor abierto al aprendizaje tendrá más probabilidad de futuro.

En los negocios como en la vida debemos adaptarnos a otros tiempos. 
Ayer mientras tomaba café a primera hora de la mañana una persona comentaba con un entusiasmo mañanero poco habitual en mí que la inversión estaba cambiando. 

Al principio fue imposible no rescatar de mi memoria una frase habitual en mi día a día: “De fútbol, negocios y política sabe todo el mundo”. Mientras apuraba mi café y despejaba mi mente, esta persona empezó a entrelazar diferentes variables políticas y económicas de una forma maravillosa y genérica por la cual no aplaudí en aquel instante por miedo a ser tachado como “el loco del barrio”, en cambio me llevó a analizar la situación actual y a estudiar si estaba cambiando realmente. 

Situándonos en el marco temporal actual de España, y empezando por la construcción, podemos ver que no estamos en el zenit aunque hay factores que invitan al optimismo como son que España es uno de los destinos favoritos para los inversores inmobiliarios a día de hoy y que tras tocar fondo el sector, el mercado bajista puede fomentar beneficios futuros sabiendo elegir inmuebles y localizaciones territoriales estratégicas destinando los mismos a la especulación, arriendos temporales o a la capitalización de los locales reformándolos si fuera necesario. 

La otra opción más común es el negocio financiero en el que están cambiando los planteamientos y fomentándose otra mentalidad en los inversores derivada de las políticas monetarias por las cuales el dinero “sobra” debido a que lo que más cuesta es encontrar a quién prestárselo. 

Los depósitos a plazo fijo se prevé que sigan manteniendo o disminuyendo los tipos de interés actuales echando un vistazo a como los bancos se siguen empapando de la liquidez barata del BCE (puede ser tan rentable hacer una aportación a nuestro plan de pensiones como invertir nuestro líquido en algunos depósitos a plazo fijo). Sin esta alternativa las opciones que nos quedan son sumergirnos en los fondos de inversión con todas sus posibilidades o enrolarnos en la “diversión” de la bolsa.

Analizando las cantidades a invertir, los plazos de inversión, si vamos a hacer aportaciones futuras o las condiciones de las entidades y quien va a gestionar nuestra cartera tendremos diversas opciones con infinidad de posibilidades en cada una de ellas.

La renta variable está en un momento dulce en el que podemos tener buenas opciones asumiendo algunos riesgos, la renta fija a largo plazo aún tiene buenas perspectivas aunque tenemos que tener cuidado con las comisiones iniciales y la moneda con la que jugamos para no llevarnos “sustos” que nos puedan arruinar nuestros planes de rentabilidades conservadoras, que no quiere decir que sean garantizadas. 

Otra opción sería jugar con fondos mixtos que alternan con ambas opciones en distintos porcentajes según el riesgo que estemos dispuestos a correr. (Los fondos se merecen un apartado especial para otra ocasión). La bolsa es otra opción, un mundo paralelo en el que no merece la pena proclamar una verdad ni recomendar nada a ciencia cierta si no corremos el riesgo de perder todo nuestro crédito. 

Los datos muestran una evolución maravillosa con unos niveles inmejorables comparándolos con el pasado más inmediato, lo que no significa que a nivel español se avecinen tiempos de evolución impredecible debido a los cambios y a la aparición de nuevas corrientes emergentes en el ámbito político que podrían crear también un impasse significativo a nivel europeo derivado de la complejidad y los lazos existentes entre países miembros de la Unión Europea. 

Otras opciones serían invertir en materias primas, sectores emergentes, revalorización de la moneda u otros tipos aunque no es recomendable hacerlo de forma exclusiva. Si usted está pensando en invertir, un profesional podría ayudarle y orientarle a marcar unas pautas según su perfil, diseñando una cartera específica según la aversión al riesgo que tenga en la cual podría combinar los elementos antes citados en las proporciones adecuadas a cada inversor creando un cóctel que pueda minimizar los errores y maximizar los beneficios a través de una gestión continua de la cartera por parte del gestor. En tiempos revueltos quien esté abierto al aprendizaje o a ponerse en manos de profesionales que conformen una cartera adecuada al inversor tienen más probabilidades de adueñarse del futuro.
 

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