FORO LA REGIÓN

Jesús Calleja: “Deberíamos hallar la felicidad en las cosas pequeñas"

El mediático aventurero expuso ante deportistas y empresarios las claves para lograr la plena satisfacción en la vida

Recorrió el mundo, exploró lugares inhóspitos, bajó a las profundidades del mar y coronó el Everest. La vida de Jesús Calleja daría para llenar varios libros, pero para contar sus aventuras él mismo se basta. El éxito de programas como 'Desafío extremo' es la prueba perfecta de que su apuesta por poner cara y nombre a los documentales y hacer de ellos un producto ameno atrae al espectador.



Así, como uno de los personajes mediáticos más queridos de la televisión española, el aventurero leonés protagonizó ayer un Foro La Región "distinto", tal como lo definió el director del diario ourensano, Xosé Pastoriza. No se trataba de un político de renombre, ni del directivo de una gran empresa, pero las risas que acompañaron de principio a fin la intervención de Jesús Calleja fueron el principal reflejo de que el numeroso público presente en el Auditorio atendió y, sobre todo, disfrutó de la charla.

"En las cosas pequeñas está la felicidad". Una frase repetida hasta la saciedad, pero que cobra un sentido especial cuando quien la pronuncia cambió su día a día en León por un trabajo en Nepal. Precisamente, fue sobre la felicidad donde se centró la intervención de Jesús Calleja, que recordó a los presentes que "deberíamos esforzarnos en encontrar la felicidad en aquello a lo que más tiempo dedicamos al día, que es el trabajo".

Calleja halló su felicidad a 8.848 metros de altitud. El verdadero cambio en su vida comenzó con su determinación por convertirse en "el primer leonés en hacer cumbre en el Everest" en 2005. Fue difícil escalar la montaña, pero también lograr financiar la aventura, para lo que trabajó intensamente para localizar patrocinadores y el apoyo del 'Diario de León', "porque en las ciudades pequeñas, lo que no está en el diario local no existe o no ha pasado". A este periódico envió cada día una crónica y fotografías.

Tras relatar varias anécdotas de su difícil escalada, que tuvo lugar "el año de peores condiciones meteorológicas de la historia", Calleja reconoció que el momento más feliz de su vida "fue cuando llamé a mi padre desde la cima; le había prometido que subiría el Everest y lo había conseguido". Felicidad "en las pequeñas cosas", recordó.

Sobre este estado de ánimo también reflexionó desde una óptica política. Bután es un pequeño país situado en pleno Himalaya que tiene, contó, un Ministerio de la Felicidad. "Ellos se dieron cuenta de que en las sociedades occidentales solo hablamos de dinero y que eso es un error", explicó, recalcando que "la felicidad no está en gastarnos tanto dinero". Calleja defendió que "cuando alguien quiere algo y lo persigue, lo consigue", y añadió, en alusión al pequeño país asiático, que "el derecho a ser feliz debería ser un derecho constitucional, y nadie habla de esto".

La escalada al techo del mundo no solo le dio una experiencia, le dio una idea. "Quiero escalar montañas, hacer expediciones, explorar y contarlo", dijo Jesús Calleja. Su proyecto consistió en "dominar distintas disciplinas deportivas, dentro de estas, que sean las más difíciles, y que lo haga la misma persona". Le costó, pero después de una infructífera búsqueda de apoyos por varias cadenas nacionales y una espera de horas en un sofá del vestíbulo de Cuatro, "por fin, me hicieron caso". Lo que sucedió después está en sus pantallas.

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