El 22 de enero de 1982 formó el primer Ejecutivo autonómico de Galicia, que presidió hasta 1987

Albor reivindica el 'espíritu de colaboración en la política'

Albor recibe la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica de manos de Rajoy, en enero de 2013.  (Foto: LAVANDEIRA JR)
Gerardo Fernández Albor, un político de 96 años que ayer hizo 32 que se presentó como presidente el primer gobierno autonómico de Galicia, echa de menos un espíritu de 'colaboración' entre los partidos fiel a su convicción de que 'se puede estar en desacuerdo, pero dándose la mano'. El doctor Albor, como le gusta que se dirijan a él, recuerda su estreno en este campo con aquel Ejecutivo que formó el 22 de enero de 1982 y en su mente, según contó, permanecen esos actos a los que iba con Manuel Fraga y en los que, por consejo de él, comía hasta saciarse por si a alguno 'de los paisanos' les parecía mal.
Este hombre se levanta siempre a las ocho de la mañana, aunque despierta dos horas antes, y se concentra en las reuniones del Consejo Consultivo y en las actividades que programa la Fundación La Rosaleda, el policlínico compostelano que él mismo fundó. Participa en las ponencias y entrevistas en las que se requiere su presencia y devora periódicos por su interés en 'ver todo lo que pasa en el mundo'.

Al intelectual Alfonso Daniel Rodríguez Castelao lo tiene muy presente, y, en concreto, su frase de que 'nuestra gran ciudad es Galicia' y uno de sus dibujos, aquel que dice 'O home que chegou a ilustrísimo señor por riguroso turno de antigüidade' ('El hombre que llegó a ilustrísimo señor por riguroso turno de antigüedad'), puesto que a Albor le llueven los homenajes desde que en su edad 'figura el prefijo del nueve'.

Gallego por nación, español por historia y europeo por cultura. Así se ve este nonagenario, eurodiputado durante una década, de 1989 a 1999, y con retrato en el Parlamento Alemán por ser uno de los 'ilustres'. Su mujer Asunción Baltar Tojo, 'Chon', y el resto de la estirpe, ocupan sus pensamientos y su corazón.

Como receta para la longevidad enumera: prudencia, moderación, tolerancia y una buena pizca de sentido del humor.

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