En el momento en que se salió de las vías el convoy iba a una velocidad de 153 kilómetros por hora y poco antes circulada a 192

El maquinista hablaba por teléfono con Renfe cuando el tren descarriló

El tren Alvia que cubría la ruta entre Madrid y Ferrol el pasado miércoles 24 de julio circulaba a 153 kilómetros hora en el momento en que descarriló y mientras su conductor, Francisco José Garzón Amo, iba hablando con personal de Renfe a través de su teléfono profesional.
Estos son algunos de los datos recuperados en la mañana de ayer de las cajas negras del tren que se estrelló la pasada semana en la capital gallega y provocó la muerte de 79 personas y más de 150 heridos, informó el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG).

Casi una semana después del siniestro sesenta y seis personas continúan ingresadas, 15 de ellas en estado crítico, según el último parte difundido en la mañana de ayer por la Consellería de Sanidade.

Según los datos de las cajas negras, que son provisionales y están a la espera del informe de la Policía Judicial, instantes antes del accidente el tren circulaba a 192 kilómetros por hora y tras la activación de un freno por parte del maquinista, el convoy finalmente impactó contra el muro de hormigón tras pasar la curva de A Grandeira, en la parroquia de Angrois, a 153 kilómetros por hora en un lugar en el que el libro de ruta indica que no se pueden superar los 80 kilómetros por hora. Según la información recuperada ayer, en los minutos previos al descarrilamiento, el conductor recibió una llamada en su teléfono profesional de personal de Renfe, 'parece ser de un controlador', para indicarle el camino que tenía que seguir al llegar a Ferrol.


'LA CAGUÉ'

Por el contenido de la conversación y por el ruido de fondo, apunta el Tribunal Superior en un comunicado, 'parece que el maquinista consulta un plano o algún documento similar en papel'. Fuentes de la investigación consultadas indicaron que en la llamada con personal de Renfe a través del teléfono profesional, que se encuentra extraviado tras el impacto, se escucha decir a Garzón hasta tres veces la expresión 'La cagué', justo antes del siniestro.

Estas fuentes consideran que la causa de que el terminal del teléfono esté extraviado es que el conductor pudo haberlo lanzado para pisar el freno e intentar hacerse cargo de la situación, algo que no logró. El vaciado y transferencia de datos de las cajas negras se produjo por la mañana en los juzgados de Santiago de Compostela, en un procedimiento en el que en total se invirtieron cinco horas.

El titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Compostela, Luis Aláez, ordenó la realización de copias de seguridad del contenido de las cajas y para ello se contactó 'por prevención' con el fabricante que remitió las instrucciones por escrito y en varios idiomas, informaron fuentes próximas a la investigación. También ordenó el rastreo de las llamadas del teléfono corporativo de Garzón Amo.

Se extrayeron de las cajas negras tanto datos técnicos como de voz, y se hizo una transcripción de las conversaciones en tiempo real.

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