Su avión se estrelló cerca de Lavacolla cuando volvían de Avilés tras dejar un corazón para trasplantar

Dos pilotos de transporte de órganos mueren en Santiago

Efectivos de los servicios de emergencias retiran uno de los cuerpos de los pilotos tras el accidente del avión cerca del aeropuerto santiagués. (Foto: XOÁN REY)
Dos comandantes de vuelo fallecieron tras estrellarse el avión donde viajaban, de la compañía Airnor, dedicada al transporte de órganos para ser trasplantados. Alejandro Bueno y Daniel Fernández perdieron el contacto con la torre de control del aeropuerto de Lavacolla y fueron hallados poco después, ya muertos. El presidente de la Xunta de Galicia, Núñez Feijóo, destacó que ambos 'trabajaban para salvar a los demás'.
Según el delegado del Gobierno en Galicia, Samuel Juárez, ambos comandantes se dirigían a Santiago después de prestar servicio a la Organización Nacional de Trasplantes (ONT). Habían viajado desde Asturias a Oporto con un equipo médico que realizó una extracción de corazón destinado a ser trasplantado de inmediato en Avilés (Asturias). Desde la ciudad portuguesa, el avión trasladó el corazón a Avilés, donde fue trasplantado con éxito, y más tarde regresó a la base de Santiago.


A UN KILÓMETRO DE LA PISTA

El vuelo al aeropuerto de Lavacolla comenzó a las 5.38 horas desde Asturias, y su llegada prevista eran las 6.25 horas, pero el avión perdió el contacto con la torre de control a las 6:38 horas. Poco después, a las 7:05 horas, el aparato fue hallado en San Paio, a un kilómetro de la pista de aterrizaje, en la aproximación hacia la cabecera Norte del aeropuerto. Se trata de una zona montañosa, de difícil acceso, donde crecen pinos y eucaliptos.

En los árboles de la zona es perceptible el impacto del avión, cuyas baterías están cargadas y permanecían funcionando a última hora de la tarde de ayer. Por ello, como medida de precaución, permaneció en la zona un retén de bomberos para garantizar que no se produce ninguna chispa que pudiese provocar un incendio. Cuando llegaron los efectivos de emergencia, el piloto Daniel Fernández, de 35 años, y el copiloto Alejandro Bueno, de 37 años, ya estaban muertos. Ambos residían en Cataluña, en Cerdanyola del Vallès y en Arenys de Mar, respectivamente, aunque Daniel Fernández era bilbaíno y Bueno, de Barcelona.

La comisión judicial encargada del caso ordenó el levantamiento de los cadáveres y sobre las once y media de la mañana fueron trasladados al Instituto de Medicina Legal de Santiago. En cuanto a las causas del siniestro, Juárez apuntó que eran comandantes de vuelo con la 'cualificación necesaria', pero que se desconoce las horas de vuelo que acumulaban. La torre de control del aeropuerto de Lavacolla no registró ninguna incidencia especial, salvo la niebla densa y bastante baja que había en la zona.

Por su parte, el destinatario del corazón que los dos pilotos fallecidos transportaron fue trasplantado con éxito en un hombre de 54 años, en el Hospital Central de Oviedo.

Por otra parte, los 75 diputados del Parlamento gallego guardaron ayer un minuto de silencio por los pilotos fallecidos y la ministra de Sanidad, Ana Mato expresó su 'pesar' y 'más sentido pésame a los familiares'.

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