El extoxicómano, encarcelado en A Lama, animó a su familia a seguir luchando por su causa

Protesta con ojos vendados por el indulto de un vigués

El padre de David Reboredo y su hermano, en el centro de la concentración en el Marco. (Foto: LYDIA MIRANDA)
n n Unas 200 personas se concentraron ayer con los ojos vendados en las escaleras del Marco para reclamar el indulto del vigués David Reboredo, un extoxicómano que ingresó el pasado miércoles en la prisión de A Lama para cumplir una condena de siete años por un intercambio de papelinas con menos de medio gramo de heroína con otra persona adicta.
De esta forma querían expresar que 'la Justicia es ciega' por denegar una petición para una persona ya rehabilitada, que lleva muchos años luchando para que otras personas salgan de la droga y que vivía con su padre, un invidente de 80 años que ayer agradecía la solidaridad de los ciudadanos.

El acto fue convocado por el grupo de autoayuda Imán Cedro y la comunidad parroquial Cristo da Victoria, que contaron con el apoyo de la Marcha Mundial das Mulleres, la Federación de Vecinos de Vigo, formaciones políticos como Alternativa Galega de Esquerdas (AGE), y otros colectivos sociales que respaldan la nueva petición de indulto formulada por la familia ante la Casa Real.

Los concentrados en la calle del Príncipe, leyeron un manifiesto en presencia del padre de David, Edmundo Reboredo, que estaba muy emocionado, y de sus hermanos. 'Hablamos el domingo con David. Fue una comunicación de 40 minutos a través del cristal. Íbamos con mucho miedo a ver como estaba y nos llevamos la sorpresa de que estaba muy esperanzado, nos animó a nosotros a seguir luchando', explicó Marcos, uno de sus cuatro hermanos.

El portavoz del Imán, Antón Bouzas, manifestó que la sociedad no entiende que se indulte a cinco mossos de escuadra condenados por torturas y no se conceda a una persona que no cometió delitos graves no perjudicó a terceros ni es peligrosa. También dijo que debe modificarse la ley para que no haya penas tan altas para personas que tienen adicciones.

La familia tiene esperanzas de conseguir el indulto, aunque saben que es difícil. David tiene una discapacidad del 45 por ciento porque tiene una prótesis de cadera y era la persona que se encargaba de cuidar a su padre, además de trabajar como agente de salud en la organización Imán, haciendo de 'puente entre un sector de la población muy estigmatizado y la sociedad para su recuperación'.

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