El recientemente fallecido expresidente de la Xunta de Galicia Manuel Fraga mantuvo en vida relaciones con los representantes de las más altas instancias del vecino Portugal, entre ellas el el expresidente Mario Soares.

Respetado y querido en Portugal

Soares y Fraga, en un encuentro en Lisboa, en junio de 1998
Me sorprendió al comienzo lo que después consideré como algo normal. Fueron muchos los actos a los que pude asistir y en los que intervenía. Y sorprendía porque la intelectualidad lisboeta en gran medida, y la universidad, así como dentro de la misma colonia española, gozaba mayoritariamente de gran prestigio. También es cierto que para Portugal una cosa es España y otra muy distinta Galicia. Sólo el presidente Sampayo pretendió despreciar en su día a Fraga, pero, gracias a que La Región publicó sus intenciones, la cosa volvió a su cauce, pese al malestar del presidente, que tuvo que rectificar?
A sus conferencias, que impartió en diversas universidades y en el Centro Gallego así como en los actos de la Expo 98 dedicados a Galicia, contaron con una notable y poco común asistencia en esta ciudad. Eso sí, llegando siempre antes de la hora, algo (la puntualidad) descuidado en estas tierras. Recuerdo dos sonadas. Una visita al Centro Gallego donde esperó más de media hora a la llegada de Manuel Cordo Boullosa, en la que el embajador Puig de la Bellacasa y quien esto escribe tuvimos que entretenerle en la espera. Cuando la Expo, en el acto solemne en la Caixa Geral de Depósitos, llegó antes que nadie y fue allí cuando a cierto alcalde le soltó una frase que le oí junto con José Luis Baltar: 'El único alcalde que no me hace caso'? ¡Incorregible Fraga!

Fraga poseía dos de las más altas condecoraciones portuguesas: la Gran Cruz de la Orden Militar de Cristo y la Gran Cruz de la Orden del Infante Don Enrique, y además el doctorado por la Universidad de Lisboa, entre otras muchas distinciones. Tenía muchas y buenas amistades en Portugal. Para este diario en exclusiva hemos preguntado a cuatro de ellos.

Con el expresidente Mario Soares tenía una estrecha relación y siempre que don Manuel visitaba Lisboa o le llamaba o se visitaban. Recuerdo una comida en el Palacio de Palhavâ, residencia del embajador, cuando en medio del almuerzo le llamó el presidente y se levantó de la mesa para hablar largamente por teléfono porque les era imposible verse personalmente. De Fraga me dice Mario Soares:

Conocí personalmente a Manuel Fraga Iribarne cuando él era embajador de España en Londres, habiéndomelo presentado mi amigo Fernando Morán, que en aquel momento era el número dos de aquella embajada.

Esto sucedía inmediatamente después de la 'Revolución de los claveles' y cuando yo era ministro de Asuntos Exteriores. Tenía yo la preocupación de que sucediese en Portugal un fenómeno semejante al que sucediera en tiempo de Alfonso XIII, cuando fue proclamada la República en Portugal. Es decir, que volviésemos a las incursiones monárquicas partiendo de España.

Presentada la cuestión a Fraga Iribarne, me tranquilizó inmediatamente, diciendo que la estrategia del Caudillo era no interferir mínimamente en la situación portuguesa. En un libro que salió recientemente en EE.UU. , con la documentación de esa época, se puede leer que la respuesta que Franco dio al presidente Ford, fue idéntica a la que Fraga Iribarne me tenía manifestado.

Desde entonces tuve frecuentes relaciones con él, habiéndome invitado a pasar unos días en Galicia cuando era presidente de la Xunta. Fue un tiempo extraordinario en el que me mostró las maravillas de su país natal, contándome las historias más variadas y mostrándome el valor de los antiguos monumentos de esta privilegiada tierra.

Recuerdo que en aquellos días comí como pocas veces lo he hecho. La gastronomía gallega tiene una tradición incomparable. Un día que me vino a visitar lo invité a cenar conmigo en un viejo restaurante de Lisboa, 'Gambrinus'. Le había pedido al chef que le hiciese un menú de lo mejor que pudiese. Pienso que Fraga comió muy bien y al final le dije sonriendo: 'Aquí, en Lisboa, reconozca que también se come bastante bien'. Él se rió y me respondió: 'Sobre todo cuando se trata de un restaurante gallego'. Yo no sabía que el Gambrinus era gallego?

La personalidad de Fraga Iribarne ?que pertenece a una familia política diferente a la mía- era muy singular. No sólo porque conocía la historia contemporánea de España como pocos, sino también porque era un contador de historias admirable. Siempre me impresionó mucho por su cultura histórica, artística y política. Mantuvimos, desde entonces, una relación bastante próxima. Su fallecimiento, a cuyo funeral no pude asistir por desgracia, me causó una profunda tristeza. España perdió una gran figura de su historia contemporánea y Portugal un amigo de siempre.

Otro amigo íntimo fue el estadista, político, diputado, abogado, jurisconsulto, internacionalista, politólogo, sociólogo y profesor habiendo sido ministro do Ultramar y presidente del CDS (1986-88) y gran hombre de la cultura, hoy presidente de la Academia las Ciencias de Lisboa Adriano Moreira. Su amistad le viene desde los primeros años de Fraga en la política. Del desaparecido presidente gallego afirma:

Fraga Iribarne fue, además de un académico excepcional, un luchador por la democratización de España en la dificilísima transición del franquismo, y un inspirador activo en el proceso de la unidad europea. Estará presente en la historia de España y en la de Europa, y, como ejemplo, en la memoria de sus compañeros y discípulos.

Marcelo Rebelo de Sousa es, sin duda, uno de los personajes más conocidos del país vecino, de verbo fácil y una agilísima pluma. Su curriculum es difícil de igualar. Catedrático, comentarista en TV, fue presidente de innumerables asociaciones, católico practicante, fue presidente del PSD, así como de la federación portuguesa de fútbol. Licenciado en derecho y doctor en Ciencias Jurídico-Políticas. Catedrático de numerosas universidades tanto en Portugal como fuera. Miembro del VIII Gobierno Constitucional como ministro de Exteriores, miembro del Consejo de Estado, fue director del semanario 'Expresso' y del 'Semanario'.

Esta es la opinión sobre la figura de Fraga que nos ofrece:

Conocí a don Manuel Fraga primero en los años 50 y 60, cuando se encontró con mi padre que entonces estaba en el Gobierno, y le oí en una conferencia en Lisboa. Era inteligente, culto, afable y con buen humor.

Décadas después, siendo yo líder del PSD portugués, le volví a encontrar en la política. A pesar de la edad se mantenía activo, atento, perspicaz, tenaz e inteligente, culto, pedagógico e igualmente afable y con buen humor. Además, tenía la experiencia única de dos regímenes políticos y diversos cargos nacionales y autonómicos. Un verdadero senador que pasará con paso firme la frontera del siglo XX y XXI. Toda una figura.

Por último Aser Castillo, ingeniero, fue consejero delegado de Repsol en Portugal y en otras empresas, es presidente de los empresarios gallegos en Portugal además de haber sido presidente del Centro Gallego de Lisboa un cuarto de siglo. Sin duda alguna, este gallego de A Cañiza es un referente para la colonia española en Lisboa. Sobre la situación portuguesa para Fraga era el consejero más solicitado. De él dice:

Galicia, España y el mundo han quedado más pobres con la muerte de don Manuel Fraga Iribarne, al que tuve el honor y gran placer de tratar de cerca. Deja indudablemente un valioso y fructífero rastro en todos los que lo conocimos. Unía en si mismo rasgos y características personales únicas: inteligencia, perseverancia, dinamismo, acción, laboriosidad, humanidad, honradez y una enorme capacidad de trabajo y cultura.

Portugal y los gallegos en Portugal perdemos a un gran amigo, por las visitas frecuentes que nos hizo, y también por las múltiples referencias que en su obra existen sobre este país.

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