La mala fama les persigue. Las sospechas sobre la productividad de los empleados públicos siempre han estado ahí, aunque no se deba generalizar. La reforma laboral aprobada por el Gobierno ha ampliado su horario de trabajo, pero las Administracione

El teletrabajo, un modelo laboral en prueba para la administración pública

Una mujer atiende a la pantalla de su ordenador durante una jornada de trabajo desde su domicuilio
Lo del teletrabajo no es nada nuevo.
Ni tampoco lo es la posibilidad de que los funcionarios puedan trabajar desde casa. la Xunta autorió esta misma semana un proyecto destinado a la flexibilidad horaria y teletrabajo para empleados públicos. La primera fase, de tres meses, se destinará a funcionarios de la Asesoría Jurídica General de la Xunta. Es una opción que se baraja desde hace tiempo. 'En nuestra oficina ya se barajó esta posibilidad en 2007', explica Marta, funcionaria de la Agencia Tributaria. 'Recuerdo perfectamente la fecha porque yo acababa de reincorporarme de la baja por maternidad y estaba muy interesada en esta medida. Mi hijo mayor acaba de cumplir seis años y, por tanto, la primera vez que se puso sobre la mesa la posibilidad de trabajar desde casa fue hace más de cinco años. Ha pasado el tiempo y seguimos igual'.

Ella todavía conserva una fotocopia del real decreto remitido por el Ministerio de Adminitraciones Públicas, cuyo titular era en aquellos tiempos Jordi Sevilla, al Consello Económico y Social. Junto a este documento, en la misma carpeta, ha ido guardando posteriores circulares que los diferentes sindicatos han ido emitiendo sobre este particular. La mayoría expresaban, desde el primer momento, sus reservas sobre la iniciativa.

La propuesta inicial, de la que se podrían beneficiar unos 1.700 funcionarios de la Administración General del Estado en Galicia, contemplaba la posibilidad de que los trabajadores pudiesen completar un 40% de su jornada laboral trabajando desde sus domicilios a partir de 2008. Quedaban excluidos aquellos cuya labor estuviese vinculada a la Justicia o las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado; tampoco podrían acogerse a este programa de teletrabajo los funcionarios con una experiencia en su puesto inferior a los dos años y aquellos cuyas labores incluyesen la atención al público.


PROGRAMA PILOTO

Marta cumplía los requisitos y estaba convencida de que, en su caso particular, 'más de la mitad del trabajo realizado en la oficina se puede hace hacer desde casa'. La propuesta gubernamental nunca llegó a concretarse y, aunque se había avanzado que el Ministerio dotaría de medios técnicos a los empleados para que desarrollasen desde casa su actividad laboral, el proyecto cayó en el olvido. Al menos en la oficina de Marta. 'No sé si lo han conseguido otros funcionarios de Hacienda, Seguridad Social, INEM o de las subdelegaciones. En mi departamento nadie ha podido trasladar la oficina a casa'. Si pudieron experimentar esa sensación cinco funcionarios del Parlamento de Galicia durante el último trimestre de 2009.

Ellos fueron los 'conejillos de indias' de un programa piloto de teletrabajo acordado por la Mesa de Negociación de la Administración de la Cámara Autonómica con unos objetivos definidos: 'conciliación de la vida personal familiar y laboral; mejorar la calidad en la prestación de los servicios potenciando el trabajo por objetivos; aumentar la motivación y el rendimiento del personal; y reducir el absentismo laboral, compatibilizando c las responsabilidades personales y familiares de quienes opten por esta experiencia'.

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