El testimonio de una ucraniana en Galicia: "Putin es el Hitler del siglo XXI"

Marta Skyba. EFE
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Marta Skyba trabaja de traductora y vive en la ciudad desde hace ocho años y medio. "Cuando caiga el último soldado ucraniano irá a por el resto de Europa", vaticina
Marta Skyba es una ucraniana afincada en Vigo desde hace ocho años y medio a la que no han parado de temblarle las manos desde que supo que las tropas rusas habían entrado en su país, y que no duda al afirmar que “Putin es el Hitler del siglo XXI” y en vaticinar que “cuando caiga el último soldado ucraniano irá a por el resto de Europa”.

Skyba, que habla siete idiomas y trabaja de intérprete y traductora en Galicia, está viviendo el conflicto con una gran intensidad, pendiente de toda su familia, que vive en la ciudad occidental de Lviv, muy cerca de Polonia.

“Hasta ayer pensaba que era una zona segura pero bombardearon un almacén militar que está a 20 kilómetro de la ciudad, que es Patrimonio de la Humanidad”, relata con un discurso que avanza veloz y a trompicones a causa de los nervios.

Asegura que su familia está bien, que “aún no han entrado en pánico” porque se sienten seguros en una ciudad tan grande, de casi un millón de habitantes, y que de momento las fronteras están abiertas, aunque nadie sabe cuánto tiempo habrá que esperar para cruzarlas.

A partir de ahí trata de explicar un conflicto que desde su punto de vista no tiene más que un protagonista o al menos un responsable: el presidente de Rusia, Vladimir Putin.

“Putin es como un hombre maltratador, uno que no deja salir a su esposa, de los que piensa que o conmigo o con nadie”, trata de definir con este símil Skyba, que no duda en calificar de “mentiroso” al presidente ruso y de falaz su discurso según el cual Rusia pretende parar el fascismo en Ucrania, cuando "no hay más fascista que Putin".

“Nuestro deseo es el de estar con la UE y con el mundo civilizado, y Ucrania está siendo atacada por el terrorista Putin”, señala antes de afear lo que considera un silencio cómplice de Europa.

Entre tanto, Skyba, que se informa a través de fuentes “no controladas”, afirma que “ya hay 50 rusos muertos”, y que mientras que Ucrania aún no ha perdido ningún avión, gracias a que sus fuerzas armadas supieron una hora antes del ataque que se iba a producir, Rusia ha perdido cinco, además de siete tanques.

“Rusia nos está enseñando los dientes, es un ataque en toda regla, atacan aeródromos y bases militares para que no pueda recibir ayuda por vía aérea de nuestros aliados”, explica antes de afirmar que tiene numerosos vídeos grabados por ciudadanos ucranianos en los que se ven helicópteros y tanques rusos atacando Ucrania.

“Desde 2014 vivimos una guerra, cuando Crimea fue ocupada ilegalmente. Pero no es una guerra civil, sino una de Rusia contra Ucrania”, aclara para recalcar que, a diferencia de lo que dice Putin, Ucrania no es Rusia.

“Ucrania es territorio europeo, Rusia nos quiere robar nuestra historia, nuestro idioma y nuestra identidad. No somos hermanos, como dice Putin, los hermanos se ayudan en tiempos difíciles”, señala, antes de subrayar que “es necesario conocer la historia”.

Se explaya entonces hablando de la gran hambruna en Ucrania a principios de los años 30 del siglo pasado, del capítulo conocido como Holodomor provocado por Rusia, que supuso la muerte de unos once millones de ucranianos, episodios de canibalismo, revueltas y represiones y muchas deportaciones a los campos de Siberia.

“Dicen que esto es Rusia. Mentira. Antes de 1933 fue todo ucraniano. Es nuestra tierra y vamos a defendernos. Somos trabajadores, somos pacíficos, pero ante un ataque directo con bombas, tanques y fusiles vamos a defender nuestra tierra”, asegura Skyba, notablemente alterada por lo que está sucediendo en su país.

Se muestra feroz también en sus críticas a lo que llama “guerra híbrida” procedente del Kremlin, la cual se basa, sostiene, en una manipulación total de la información por parte de los medios de comunicación, algo que ella asegura haber podido acreditar perfectamente.

“Y luego nos llaman fascistas”, cierra indignada, mientras pide disculpas porque le tiembla la voz, con la que aspira a cantar nanas a los niños en ucraniano si así lo desea, le guste o le deje de gustar al presidente de Rusia.

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