En menos de quince días, A.L.A., de 15 años, volvió a fugarse del Centro de Menores sin que se notificase a su progenitora
“Hoy hace ocho días que se fugó y nadie me da explicaciones, ni llama para tenderme una mano; la Policía lo sigue buscando; llueve y no sé siquiera si tiene donde meterse”. Con esta angustia espera Mar noticias de su hijo, A.L.A, de 15 años.
Con un diagnóstico de trastorno del vínculo y falta de empatía, fue ingresado por orden judicial en el Centro de Menores Príncipe Felipe, en Pontevedra. Al poco de llegar huyó. La Policía lo encontró 32 horas después drogado, tal y como publicó este medio el 3 de diciembre. Hace una semana lo trasladaron a una casa tutelada en Urzaiz donde desapareció a las tres horas.
Mar asegura indignada que “no recibí ninguna comunicación de la fuga de mi hijo; me enteré a los cuatro días cuando una amiga me llamó para avisarme de que lo había visto en la Praza de América; sorprendida, llamé a Menores para preguntar y me lo confirmaron”. Afirma que como única solución le dijeron “ya aparecerá; mientras tanto sigue por ahí solo y sin escolarizar”. La madre del menor contactó con la Policía Nacional y Autonómica para denunciar el caso: “Son los únicos que me llaman, son de gran ayuda”.
Preguntado por Atlántico Diario, el Servicio de Atención de Menores, dependiente de la Xunta descartaron hacer declaraciones: ¨No vamos comentar su situación particular”. Justifican la fuga afirmando que “los centros de protección no son centros cerrados, tienen normas que hay que cumplir, que a veces se incumplen y salen sin permiso”. Añaden que “no se puede retener a nadie con medidas de fuerza; si no regresa en un plazo corto se cursa denuncia a la Policía”. Menores afirma que cuando se interviene a una familia se pone a disposición de los padres todos los recursos. Mar lleva más de tres años buscando solución para su hijo, adoptado en Etiopía con 8 años, al igual que su hermano, un año menor y totalmente integrado.n
