CINE

“Un monstruo viene a verme”: cine emocional

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José Antonio Bayona bascula con criterio entre lo espectacular y el cine más intimista

Basada en el libro homónimo de Patrick Ness, que fue seleccionado como mejor novela del año para jóvenes en el Reino Unido, Un monstruo viene a verme narra la historia de Conor (Lewis MacDougall), un retraído niño de 12 años que debe hacer frente a la enfermedad de su madre (Felicity Jones), un cáncer que amenaza con llevársela de su lado para siempre. Las visitas de la abuela de Conor (Sigourney Weaver) y de su padre (Toby Kebbell) ante la recaída de la madre obligan al pequeño a enfrentarse a sus propios miedos e incertidumbres, y a reevaluar su relación con los tres y con sí mismo. Para ayudarle a comprender mejor su dolor, Conor recibe la visita de un monstruo gigante con forma de árbol antropomorfo que aparece exactamente a las 12:07. El Monstruo (magnífico Liam Neeson) advierte a Conor de que volverá hasta que le haya contado tres cuentos, tras los cuales él tendrá que narrarle su propia historia, es decir, su verdad.

Con una factura impecable en la que se nota la mano de su colaborador habitual, el director de fotografía Óscar Faura, Bayona mezcla realidad y fantasía, construyendo una ambientación tan esmerada como sugerente. Cuenta también como siempre con Fernando Velázquez, que compone uno de sus mejores trabajos, pues se trata de una música no tan recargada como la del film sobre el tsunami asiático.

Ya había demostrado Bayona que no se le da mal dirigir a los jóvenes actores, por lo que el joven Lewis MacDougall está a la altura de lo que se espera, al transmitir a la perfección la conmoción que sufre su personaje. Buen trabajo también de las veteranas Sigourney Weaver y Geraldine Chaplin, actriz fetiche del realizador, y de Felicity Jones y Toby Kebbell, dos de los actores de mayor proyección en Hollywood del momento.

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