Raúl Álvarez, de la funeraria La Paz de Verín, está molesto ante la situación generada en su empresa a raíz de la pandemia y los malentendidos con el cura verinense debido a la realización de las exequias, un acto de honras fúnebres, en el propio tanatorio -en una capilla habilitada para ello-.
A raíz de la pandemia, se incrementaron más los servicios de las funerarias, y Álvarez explica que las familias demandan su capilla para realizar las exequias en el mismo lugar donde se vela el cuerpo del difunto.
“O párroco de Verín está causando unha situación incómoda, porque as familias síntense máis seguras na nosa capilla que andando dun lado a outro, e el non nos deixa facelo, é unha vergoña esta situación coa que está caíndo”, cuenta Álvarez ante la negativa de Óscar Mártinez, el arcipreste de la zona y párroco de Verín, de celebrar las exequias en la capilla de esta funeraria.
El empresario cuenta también que las funerarias tienen un acuerdo de palabra con el Obispado en el que "os falecidos por covid-19 non os metemos na igrexa, por seguridade".
Martínez explica que “eu esto non o fago por nada persoal, é un decreto do Obispado de Ourense”, en el que explican a los diferentes párrocos las pautas que deben seguir ante la pastoral de las exequias, “celebrándoas nas igrexas, igual que non celebramos ningún outro sacramento fora do templo sagrado”.
Además, respecto al decreto del Obispado, Martínez señala que hay alguna excepción: “A non ser que sexa en caso de incineración ou un día que non podemos celebrar a misa exequial e non está o cementerio ao lado da parroquia”.
A pesar de ello, Raúl Álvarez, cansado de la situación de estos últimos meses, tacha de negacionista al cura de la villa del Támega, quien se ciñe a realizar su servicio de fe, respectando las normas vigentes respeto a los tanatorios.
