reportaje

Monterrei, cafeína sin fronteras

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photo_camera Imágenes de la exposición

Una exposición en el Museo Claustro Mercedario analiza el papel que jugó la abundancia de café en el valle de Monterrei en la gran difusión y tradición del licor café artesano en toda esta comarca. 

En Verín fanse excelentes augardentes e como é terra fronteiriza, faise en toda esta parte ourensá o famoso licor café, que tanta mente nubla en Verín, en Xinzo, en Allariz e Celanova..". Esta cita del gran Álvaro Cunqueiro en su biblia gastronómica "A cociña galega", sirve para ratificar una realidad archisabida en Verín: el licor café forma parte de forma de vida de la comarca, es el líquido arterial del Entroido y la sustancia oscura de cada sobremesa del yantar más opíparo que se precie, sobre todo cuando el frío tensa las digestiones del invierno. Eso sí, la mejor receta, la de casa. La de cada uno, claro. 

La exposición "Monterrei, berce do licor café" analiza pormenorizadamente las circunstancias que convirtieron el valle del Támega en el gran reservorio genético de esta bebida. La abundancia del café en la primera mitad del siglo XX gracias al contrabando -frente al racionamiento y las cuotas imperantes en el resto de España- y la temprana presencia de la destilación de aguardiente, importada por los jesuítas a Monterrei desde el Hostal de Los Reyes Católicos -primera destilería en Galicia- crearon la receta perfecta para la expansión de esta bebida por los lares del valle de Monterrei. 


LECCIÓN DE HISTORIA


En la Sala de Usos Múltiples del Museo Mercedario está expuesta la historia del café, con su expansión desde África y Oriente Medio hasta Europa, con episodios tan curiosos como el robo de la planta madre de todo el café americano de los invernaderos de Luis XIV o la bendición del café por el Papa Clemente VIII, para cristianizar una bebida que los integristas católicos consideraban "la bebida del diablo" -seguro conocedores de sus efectos inhibidores de las conciencias y las consciencias-. 

Paralelamente, la exposición analiza la expansión de la destilación en Galicia, desde el uso médico con que comenzó en el Hostal de los Reyes Católicos, hasta su llegada a Monterrei gracias los jesuítas del castillo, en el siglo XVI, donde contaban con una botica para 20 monjes, y numerosas viñas aforadas en el valle.

El contrabando durante la primera mitad del siglo XX conformó la idiosincrasia de Verín en esta época, creando fortunas y redes económicas. Y llenando las cocinas y las lareiras de café, en un momento en que era un bien de  lujo o simplemente inexistente en toda España. No solo lo fue el grano, también el aceite tuvo su cuota de protagonismo avanzada la centuria. O el tabaco, por no hablar de los lingotes de jabón que todo maletero albergaba, sobre todo, en una fecha imborrable para la memoria colectiva de los verinenses, el día de Os Santos. 


RENTABILIDAD EXPONENCIAL


Pero fue el café el que llenó artesas de pecunio en las primeras décadas del pasado siglo. La plusvalía de un kilogramo de café -analiza la muestra- era del 100% solo entre Chaves y Verín: diez pesetas en portugal, y 20 en Verín. Sin embargo, esta proporción, en los años 50, se  multiplicaba exponencialmente con su transporte a una capital de provincia, donde alcanzaba las 250 pesetas el kilo. Próspero era el negocio además de espirituoso. Una auténtica fortuna si se tiene en cuenta que las principales tres redes que operaban en la comarca utilizaban una curiosa técnica: reatas de burros de hasta 90 animales que cargaban cinco planchas de 20 kilos cada una. Total, 9 toneladas de café por carga. 

El método de "desembarco" -documentada  por primera vez en esta muestra- era más original: En los túneles ferroviarios de Camba, Cercedelo y Campobecerros -con los maquinistas conchabados para tal fin- se paraba el tren con los vagones dentro del túnel y se descargaba el café en las carboneras. Al arrancar, los pasajeros no se habían percatado de nada, y una fortuna en café viajaba con ellos rumbo a las capitales españolas para mayor gozo de los receptores. 

Ha sido la bebida espirituosa el principal reclamo de una exposición en la que no faltó, sin embargo, uno de los sus activos fundamentales en el próspero negocio: la reproducción a escala del burro de carga.

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