El candidato socialista, José Sócrates, aún confía en la sorpresa, a pesar de las encuestas

La derecha portuguesa llega con ventaja a la cita electoral

El primer ministro, José Sócrates, durante el cierre de campaña. (Foto: M. A. LOPES)
Las dos semanas de campaña para las elecciones de este domingo en Portugal han deshecho el empate entre los dos grandes partidos lusos y auguran una victoria de los conservadores tras casi seis años de Gobierno socialista. Los nueve millones y medio de portugueses convocados a las urnas vivieron ayer una jornada sin propaganda ni declaraciones políticas tras una campaña dominada por la crisis social y el rescate financiero del país que, según todos los sondeos, ha perjudicado al primer ministro en funciones, José Sócrates.
Desde el empate técnico que las encuestas otorgaban al Partido Socialista (PS) y al Social Demócrata (PSD, centro-derecha) poco después de la caída del Gobierno en marzo, la oposición ha llevado su ventaja a más de seis puntos con unas intenciones de voto que rondan el 37 % frente al 30 % que obtiene la formación en el poder.

Sócrates dijo que confía en dar una sorpresa y apeló con vehemencia al voto de los socialistas apáticos, de los indecisos y de quienes reciben ayudas públicas, con la advertencia de que la derecha quiere acabar con el Estado social.

Su gran rival conservador, Pedro Passos Cohelo, no tuvo reparos en admitir que quiere un Estado eficiente y del tamaño que se pueda pagar.

Mientras, el democristiano Paulo Portas, cuyo pequeño partido está dispuesto a aliarse con el PSD y darle quizá la mayoría absoluta, acusaba el primer ministro de 'chantajear' al país.


EL FUTURO DE SÓCRATES

La prensa lusa especulaba ayer con el futuro de Sócrates, que no quiso comentar que hará si pierde las elecciones. Varios dirigentes de su propio partido han dudado de que siga al frente de los socialistas si es derrotado, pese a que fue reelegido secretario general en un congreso celebrado tras la caída del Gobierno, con más del 93% de apoyo.

El líder socialista, de 53 años, presume de haber hecho la única campaña electoral moderada, en la que se ha mostrado dispuesto a llegar a acuerdos con las demás fuerzas políticas mientras todas le atacaban a él. Sus mayores reproches van contra los dos partidos marxistas que participan en los comicios, el Comunista y el Bloque de Izquierda, por ayudar a la derecha al concentrar sus críticas en el PS.

Pero los rivales del Ejecutivo atribuyen el fracaso socialista en la campaña al intento de eludir la responsabilidad de la crisis y a argumentar el peligro de un Gobierno conservador para la supervivencia del Estado social, que ya está en mínimos por la crisis y los compromisos del rescate financiero del país.

Las causas de esa crisis han dominado la campaña, y mientras Sócrates culpaba al PSD de haber obligado al país a pedir el rescate por rechazar en el Parlamento el cuarto plan socialista de austeridad, los demás partidos consideran la gestión del Gobierno, aunque por diferentes razones, responsable de todos los males.

Pese a ser nuevo en la arena electoral, Passos Coelho, de 46 años, que asumió la presidencia del PSD el año pasado tras la derrota electoral de su antecesora, Manuela Ferreira Leite, ha fraguado las esperanzas de poder que arrastraba su partido desde la mayoría absoluta socialista de 2005.

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