Expresidente sudafricano se defiende tras ser acusado de apoyar al apartheid

Frederik de Klerk, último jefe de Estado del apartheid sudafricano, subrayó hoy su apoyo a la democracia multirracial, tras la polémica generada la semana pasada por defender una Sudáfrica de estados segregados

De Klerk dijo, en una entrevista con la cadena estadounidense CNN emitida el pasado jueves, que 'el apartheid es moralmente indefendible y he pedido disculpas por ello'.

'Por lo que no pido disculpas -añadió- es por la idea original de llevar la justicia a todos los sudafricanos a través de la creación de naciones-Estado' separadas por razas dentro del territorio de Sudáfrica.

Las palabras de De Klerk, Premio Nobel de la Paz en 1993 junto a Nelson Mandela por su papel en el desmantelamiento del apartheid, el régimen de segregación racial impuesto hasta 1994 por la minoría blanca sudafricana, generó una gran polémica en las redes sociales.

El secretario general del Congreso Nacional Africano (CNA), Gwede Mantashe, partido en el poder en Sudáfrica desde que Mandela lo llevara a Presidencia en 1994, llegó a afirmar que las palabras del exmandatario mostraban su nostalgia por el apartheid.

En un comunicado, De Klerk indicó hoy que sus comentarios se han 'malinterpretado'.

'Pensaba entones -arguyó- que los problemas de Sudáfrica podrían resolverse reconociendo el derecho de todos a la autodeterminación a través de 'Naciones Estado' en las áreas de las que procedían originalmente'.

'En los años 80 -prosiguió-, tuve que aceptar que esa opción no era una solución aceptable para resolver los problemas de Sudáfrica y mis colegas del Partido Nacional (inspirador del apartheid) entramos en un profundo proceso de reflexión'.

'Llegamos a la conclusión de que el apartheid era moralmente injustificable (...), y decidimos que los problemas sólo podían resolverse iniciando negociaciones con los genuinos representantes de todos los ciudadanos', añadió De Klerk.

Las 'naciones-Estado' (o bantustanes) del apartheid, el sistema de segregación racial impuesto por la minoría blanca sudafricana hasta 1990, consistían en la reclusión de las razas oprimidas en territorios, de manera que permanecieran separadas unas de otras.

El régimen racista creó diez divisiones en Sudáfrica, reservas tribales de habitantes no blancos, donde se confinó a las distintas etnias del país.

De Klerk desempeñó un papel fundamental en el desmantelamiento del apartheid y en la excarcelación de Mandela, que en 1994 se convirtió en el primer presidente negro del país.

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