Por segunda vez en menos de 24 horas, el líder libio Muamar el Gadafi usó ayer un lenguaje amenazador frente a las fuerzas aliadas, prometiendo 'una guerra de larga duración' y anunciando que los depósitos de armas están a partir de ahora abiertos a sus partidarios para 'defender Libia y proteger su petróleo'.
El sábado, poco tiempo después del comienzo de los ataques aliados contra seis ciudades libias, Gadafi amenazó con una respuesta militar contra objetivos civiles en el Mediterráneo y ayer, en un nuevo mensaje sonoro, aconsejó a Occidente no 'alegrarse' de una eventual victoria pues les dijo 'vais a morir, nosotros vamos a vencer'.
Intentando tocar, de una parte la fibra nacionalista de los libios y de otra apelando a la sensibilidad relacionada con la religión, Gadafi consideró que la intervención de los occidentales tiene trazas de 'colonialismo', dejó entrever que ante todo interesa la riqueza petrolífera y cree 'que se trata de una nueva guerra de cruzadas para borrar del mapa el Islam'. 'Dios está con nosotros, el diablo con vosotros. Todos los libios está preparados para el martirio. Vamos a vencer, vais a morir ya que no es un asunto interno sino una guerra entre el pueblo libio y el nuevo nazismo', enfatizó.
Los designios del líder fueron rápidamente aplicados y el Ministerio de Defensa anunció el comienzo de una operación 'en pocas horas' para armar a una multitud de un millón de hombres y mujeres. Según la agencia de prensa oficial Jana, la distribución de las armas se hará en cada uno de los sedes de los diferentes órganos políticos y sociales a lo largo y ancho del país y los así armados pasarán a ser movilizados como 'unidades populares armadas', 'guardias populares' y también 'guardias revolucionarias'.
48 MUERTOS
Y como para provocar un sentimiento de cólera y de revuelta de las población libia frente a las fuerzas occidentales, la televisión estatal Libia TV difundió ayer, a primera hora de la tarde, lo que presentó como una ceremonia de inhumación colectiva en Trípoli de las víctimas civiles de los bombardeos del sábado. Un poco antes, la misma cadena de televisión difundió imágenes de personas hospitalizadas, afirmando que se trata de heridos por los ataques de la aviación aliada.
El gobierno de Trípoli anunció, de hecho, el sábado por la noche, que 48 personas habían perdido la vida y que más de 150 resultaron heridas como consecuencia de los ataques, lo que las fuerzas occidentales desmintieron. Sobre el teatro de las operaciones, un portavoz de los insurgentes declaró a la cadena de televisión catarí Al Yazira, que la calma se apoderó de Bengasi, la segunda ciudad más importante de Libia y principal bastión de los sublevados, así como escenario el sábado de una fulgurante ofensiva de las fuerzas gadafistas apoyadas por aviación, carros de combate, artillería pesada y lanza misiles Grad.
Intentando tocar, de una parte la fibra nacionalista de los libios y de otra apelando a la sensibilidad relacionada con la religión, Gadafi consideró que la intervención de los occidentales tiene trazas de 'colonialismo', dejó entrever que ante todo interesa la riqueza petrolífera y cree 'que se trata de una nueva guerra de cruzadas para borrar del mapa el Islam'. 'Dios está con nosotros, el diablo con vosotros. Todos los libios está preparados para el martirio. Vamos a vencer, vais a morir ya que no es un asunto interno sino una guerra entre el pueblo libio y el nuevo nazismo', enfatizó.
Los designios del líder fueron rápidamente aplicados y el Ministerio de Defensa anunció el comienzo de una operación 'en pocas horas' para armar a una multitud de un millón de hombres y mujeres. Según la agencia de prensa oficial Jana, la distribución de las armas se hará en cada uno de los sedes de los diferentes órganos políticos y sociales a lo largo y ancho del país y los así armados pasarán a ser movilizados como 'unidades populares armadas', 'guardias populares' y también 'guardias revolucionarias'.
48 MUERTOS
Y como para provocar un sentimiento de cólera y de revuelta de las población libia frente a las fuerzas occidentales, la televisión estatal Libia TV difundió ayer, a primera hora de la tarde, lo que presentó como una ceremonia de inhumación colectiva en Trípoli de las víctimas civiles de los bombardeos del sábado. Un poco antes, la misma cadena de televisión difundió imágenes de personas hospitalizadas, afirmando que se trata de heridos por los ataques de la aviación aliada.
El gobierno de Trípoli anunció, de hecho, el sábado por la noche, que 48 personas habían perdido la vida y que más de 150 resultaron heridas como consecuencia de los ataques, lo que las fuerzas occidentales desmintieron. Sobre el teatro de las operaciones, un portavoz de los insurgentes declaró a la cadena de televisión catarí Al Yazira, que la calma se apoderó de Bengasi, la segunda ciudad más importante de Libia y principal bastión de los sublevados, así como escenario el sábado de una fulgurante ofensiva de las fuerzas gadafistas apoyadas por aviación, carros de combate, artillería pesada y lanza misiles Grad.
