Incomprensión entre Occidente y musulmanes persiste diez años después de 11-S

Diez años después de los atentados del 11-S, el mundo musulmán y Occidente no solo no han conseguido cerrar su brecha, sino que esta sigue abriéndose cada día, aunque quedan resquicios para la esperanza, según constataron expertos de todo el mundo reunidos en Doha.

Enrique RubioParticipantes del IV Foro de la Alianza de Civilizaciones, que se celebra estos días en Doha, se mostraron optimistas hacia el nuevo orden que saldrá de la Primavera Árabe.

No obstante, destacaron la profunda incomprensión que sigue gobernando las relaciones entre musulmanes y Occidente, puesta a prueba ahora con la emergencia del islam político en los países árabes.

A este respecto, el prestigioso pensador suizo Tariq Ramadán, alertó en uno de los talleres sobre el riesgo de la 'polarización' entre seculares e islamistas en los estados musulmanes.

Ramadán detecta señales preocupantes en estas sociedades, como la 'desconexión' de las elites laicas con sus pueblos y, por ello, alertó de que esa división entre seculares e islamistas es ahora mismo 'la mayor trampa'.

'Los islamistas piensan que ellos son los puros y los laicos son los corruptos occidentalizados y, mientras, estos se consideran a si mismos los defensores de los valores universales y ven a los religiosos como a los que frenan el progreso', criticó Ramadán.

En esta misma línea autocrítica, el príncipe Hasan bin Talal de Jordania, tío del rey Abdalá II y activista por el entendimiento ecuménico, consideró que los árabes 'somos nuestros peores enemigos'.

'Comencemos a conversar entre nosotros mismos antes de ponernos a dialogar con el resto del mundo', afirmó, al tiempo que propuso una Declaración de Derechos en el mundo árabe que prohíba cualquier discriminación.

Pese a estas reflexiones internas y necesarias del mundo musulmán, el representante de Estados Unidos ante la Organización de Cooperación Islámica, Rashad Hussain, reconoció que los niveles de islamofobia en Occidente se encuentran 'muy altos'.

'Arrastramos décadas de desconfianza, se tardará mucho tiempo en acabar con ella', apuntó, y apostó por mostrar los resultados de la cooperación en ciencia o tecnología como una forma de tender puentes.

Pese al liderazgo más conciliador del presidente de EEUU, Barack Obama, la indignación en las calles de los países musulmanes sigue siendo grande hacia la política exterior estadounidense, como explicó a Efe el presidente del Consejo para el Bienestar Social y los Derechos Humanos de Pakistán, Muhamad Ijaz Nuri.

'EEUU está jugando con fuego en Pakistán y en muchos otros sitios', expresó Nuri, quien, pese a todo, mantiene la esperanza de que foros como la Alianza de Civilizaciones sirvan para aliviar las tensiones, 'aunque sea un proceso largo y lento'.

En el muro entre Occidente y musulmanes ha dejado de tener un papel preponderante la organización responsable del 11-S, Al Qaeda, según coincidieron los asistentes al foro.

El ministro portugués de Asuntos Exteriores, Paulo Portas, se felicitó por que ya nadie puede defender que Al Qaeda representa al mundo árabe, y atribuyó el nacimiento de la Primavera Árabe al 'hartazgo con los regímenes autoritarios y la lucha por la dignidad'.

Sin embargo, advirtió de que en este momento fundamental de la historia, Occidente debe evitar la tentación del paternalismo y la exportación de modelos de democracia, así como debe respetar los resultados de las elecciones celebradas en libertad.

En el foro de la Alianza, que se reúne por primera vez en el mundo árabe después de haberlo hecho en Madrid (2008), Estambul (2009) y Río de Janeiro (2010), hubo también coincidencia en destacar el papel fundamental que las religiones jugarán en el siglo XXI.

El rabino estadounidense Arthur Schneier defendió que la religión adquirirá más importancia porque es 'una fuente dorada de identidad, da raíces a la gente y aporta un sentido de comunidad' en un mundo cada vez más desorientado.

Por ello, consideró que el gran desafío de los credos mundiales es conseguir 'una síntesis entre la fe y la modernidad', ya que los países 'no pueden ser democráticos sin tolerancia'.

'El crimen en nombre de la religión es el mayor crimen contra la religión', sentenció Schneier en su intervención ante el plenario del foro.

Para ilustrar las amenazas a la libertad religiosa en todo el mundo, el Centro de Investigación Pew difundió en la conferencia un informe de 2011 que constata que las restricciones a la religión han aumentado significativamente en los últimos cinco años.

En el estudio, los investigadores de Pew constataron que la hostilidad tanto de gobiernos como de las propias sociedades hacia la libre práctica religiosa ha aumentado para casi un tercio de la población mundial.

La Alianza de Civilizaciones clausurará mañana su foro anual, centrado en el diálogo intercultural como motor de desarrollo, y volverá a reunirse en Viena el próximo año.

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