Según los primeros indicios, la potente bomba utilizada en el atentado fue accionada por control remoto y estaba colocada en un coche aparcado en la carretera por la que circulaba el convoy. La deflagración no alcanzó los coches donde viajaban los ciudadanos chinos pero sí los ocupados por los agentes de seguridad que les acompañaban.
Según la cadena de televisión, tras la explosión, los agentes, en un estado de pánico, abrieron fuego indiscriminadamente matando o hiriendo a varias personas que se encontraban en las inmediaciones. Entre las víctimas figuran policías y peatones, mientras que entre los heridos, algunos de los cuales han sido ingresados en hospitales de Karachi, algunos están en estado crítico.
La potente bomba empleada en el atentado destruyó quince vehículos y motos en el lugar de los hechos y provocó daños en 25 casas y tiendas cercanas.