Los enfrentamientos, que ya se cobraron ocho víctimas mortales en El Cairo, se extendieron a toda la capital egipcia

Mubarak usa el caos creado por sus seguidores para aferrarse al poder

Los manifestantes llevan a un joven que resultó herido durante los enfrentamientos. (Foto: KHALED ELFIQI)
El presidente egipcio Hosni Mubarak se mostró ayer, en una entrevista concedida a la cadena ABC, dispuesto a dimitir de inmediato, pero considera que el caos que se generaría le impide hacerlo. En la entrevista, que será emitida el próximo domingo en su totalidad pero de la que se avanzaron unos extractos en la página web, el presidente asegura que 'no me gusta ver como los egipcios luchan unos contra otros'.
Mientras, los graves disturbios que vive El Cairo desde el m iércoles se propagaron ayer por diferentes barrios de la ciudad, que fueron escenario de tiroteos, agresiones con arma blanca y atropellos por vehículos incontrolados. Según fuentes de los cuerpos de seguridad, al menos tres personas murieron a lo largo de la jornada de ayer, que se sumaron a los cinco fallecidos antes del amanecer por tiros de posibles simpatizantes del presidente egipcio, Hosni Mubarak.

El caos y la anarquía se adueñaron de las calles, especialmente tras la entrada del toque de queda a las 17.00 hora local (14.00 hora española), con altercados protagonizados sobre todo por los conocidos como 'baltaguiya' (matones) y partidarios de Mubarak.

La plaza cairota de Tahrir, epicentro de las protestas, recuperó por la tarde una relativa tranquilidad, con las barreras que levantaron miles de manifestantes pro democracia para defenderse de las agresiones de los partidarios de Mubarak, y con los frágiles cordones de seguridad establecidos por militares en tanques.


DISPAROS AL AIRE

En los peores momentos de la refriega, los soldados dispararon al aire para tratar de contener y dispersar a los manifestantes en la plaza Abdel Menem Riad, junto a la de Tahrir. Los detractores de Mubarak que continúan en el centro de El Cairo se mostraban furiosos por el desamparo al que les ha sometido el Ejército, con su inacción, y la policía, que desapareció de la ciudad salvo en misiones de tráfico y tareas administrativas.

'Llegaron sólo para matar a nuestra gente', dijo el médico Abdel Rahman, que atiende un improvisado puesto médico montado con sillas, alfombras y bolsas de plástico, cerca de una barricada de defensa.

En los barrios al norte del centro de la ciudad, los vándalos detuvieron vehículos para registrarlos y en algunos casos sacaron a sus ocupantes para propinarles palizas o llevarles a comisarías, señaló a Efe una testigo presencial.

El canal qatarí Al Yazira mostró imágenes grabadas por un ciudadano en las que una furgoneta de la policía arrollaba a un grupo de manifestantes en el barrio de Mohandisín, en el oeste de la ciudad.

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