El nuevo Gobierno de coalición de Kenia presta juramento con Kibaki de presidente y Odinga de primer ministro

Odinga jura su cargo como primer ministro.
El nuevo Gobierno de coalición de Kenia prestó juramento hoy en la residencia del presidente, Mwai Kibaki, para aliviar el enfado de los ciudadanos del país tras unas elecciones muy disputadas que sumergieron al país del este de Africa en una crisis cruenta.
El gabinete, formado por 41 ministros, es el más grande y el que más ha costado formar en la historia de Kenia. Kibaki y Raila Odinga, nuevo primer ministro, se han repartido los cargos gubernamentales tras una oposición ajustada en la votación y una posterior negociación reñida para formar el actual Gobierno.

Ambos se reunieron de manera secreta el pasado sábado y acabaron con el punto muerto político que se prolongaba ya desde hace seis semanas. Odinga y Kibaki formaron la nueva coalición, que supone la culminación del acuerdo de reparto de poder alcanzado en febrero.

Por esta razón, el anuncio del nuevo gabinete provocó el alivio de los kenianos y de los inversores, que observaban el proceso de paz en la mayor economía del este de Africa.

El chelín keniano y la Bolsa de Nairobi ya han notado el acuerdo, tras haber sufrido enormemente los disturbios y enfrentamientos étnicos que han tenido lugar en el país en las últimas semanas.

Estos, que se redujeron con el comienzo de la negociación, se cobraron la vida de unas 1.200 personas y provocaron que otras 300.000 abandonaran sus hogares.

El nuevo Gobierno deberá guiar al país a la creación de un nuevo borrador para la Constitución en los próximos 12 meses, para tratar de reconducir y repartir los asuntos de la tierra, la riqueza y el poder. Las disputas en el país acerca de estos temas viene de lejos y ha sido uno de los principales factores impulsores de la crisis, por lo que muchos kenianos creen que serán la causa de nuevos enfrentamientos en el seno del Gobierno en no mucho tiempo.

La inauguración del nuevo gabinete convierte a Odinga en el segundo primer ministro de la historia de Kenia, tras Jomo Kenyatta, presidente fundador del país tras la secesión de Reino Unido en 1963, que ocupó el cargo hasta que éste fue renombrado.

El ex secretario general de la ONU, Kofi Annan, que medió en la negociación, estuvo presente en el juramento del Gobierno junto con el presidente de Uganda, Yoweri Museveni, y su homólogo de Burundi, Pierre Nkurunziza. Este nuevo Gobierno supone para Odinga un ascenso agridulce a uno de los cargos más altos del país. Su padre, la figura de la independencia Jaramogi Oginga Odinga, fue vicepresidente bajo el mandato de Kenyatta pero ambos riñeron.

EN FAMILIA

Como muestra de lo poco que han cambiado la designación de los personajes políticos y las dinastías desde entonces, el hijo de Kenyatta, Uhuru, juró ayer como uno de los dos viceprimeros ministros, que actuarán bajo las órdenes de Odinga.

El ex preso político Odinga ha luchado durante años para ser el presidente de Kenia y no lo consiguió en las elecciones del pasado 27 de diciembre por unos cientos de miles de votos. Aún así Odinga aseguró que Kibaki había manipulado las elecciones.

Estas acusaciones fueron otra de las principales causas de los asesinatos étnicos y de disturbios provocados por los partidarios de Odinga, reprimidos violentamente por la Policía. Esta ola de violencia dañó gravemente la imagen estable y próspera de Kenya.

Al final, la gran presión internacional y local llevaron a que las dos partes firmaran un acuerdo para acabar con la violencia, peor la rivalidad aún existente impidió que se formara el nuevo Gobierno durante meses.

Muy pocos kenianos creen que el Gobierno vaya a llevar a cabo reformas constitucionales, legales y electorales y no confían en que haga algo más allá de reñir y enriquecerse. Además, los críticos por el tamaño del gabinete afirman que mantenerlo costará 1.000 millones de dólares (casi 628 millones de euros) al año --alrededor del 5 por ciento del PIB de Kenia--, entre los salarios de los 41 ministros y los 50 ministros asistentes, más los coches oficiales, guardaespaldas y personal.


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