Padre del asesino de Sandy Hook hubiese preferido que Adam no hubiera nacido

El padre del asesino de la escuela estadounidense Sandy Hook, Peter Lanza, ha roto su silencio más de un año después, mortificado sobre qué podría haber hecho para evitar la matanza cometida por su hijo Adam, de quien desea que no hubiera nacido nunca.

"Cualquier variación en lo que hice y cómo era mi relación tenía que haber sido buena, porque no hubo peor resultado", asegura Peter Lanza en una entrevista a la revista The New Yorker que se publicará en su próximo número y que puede verse hoy en su edición digital.

El 14 de diciembre de 2012, el joven Adam Lanza asesinó a su madre en casa y luego se dirigió a la escuela primaria Sandy Hook, en Newton (Connecticut), donde, antes de suicidarse, mató a veinte niños de entre seis y siete años y a seis adultos.

Peter Lanza, quien, tras un largo silencio ante la prensa, mantuvo seis largas entrevistas en los últimos meses con el periodista Andrew Solomon, reconoce que le da constantemente vueltas a la cabeza. "¿Cuánto me mortifico por el hecho de que es mi hijo? Mucho", admite.

Lanza, divorciado de Nancy Lanza unos años antes de la tragedia y que no veía a Adam desde dos años antes de la matanza, recuerda que su hijo tuvo problemas desde la niñez, cuando le diagnosticaron el síndrome de Asperger, y reconoce que los problemas se agravaron progresivamente con la adolescencia.

"Adam no se abrió a la terapia. No quería hablar sobre los problemas y no quería admitir que tenía Asperger", recuerda su padre, quien desde el suceso se ha reunido con familiares de dos víctimas.

Reconoce que, desde aquel día, tiene pesadillas casi a diario y considera que su hijo le hubiera matado también "si hubiera tenido la ocasión".

Durante la entrevista, Lanza reconoce que en algún momento quiso cambiar de nombre. "Me pongo a la defensiva con mi nombre. No me gusta decirlo en alto y llegué a pensar en cambiármelo, pero hubiese sido distanciarme de mi mismo o intentar negar lo ocurrido", dice.

Peter Lanza recuerda que los problemas de su hijo se agravaron al terminar el instituto, cuando llegó a fantasear con enrolarse en los Rangers, una unidad de elite del Ejército estadounidense.

El padre del joven guarda varias carpetas con copias del intercambio de correos electrónicos que mantuvo con Nancy Lanza sobre el empeoramiento de los síntomas de Adam, que poco a poco empezó a interesarse en las armas y los asesinatos en masa.

Lanza recuerda que Nancy empezó a enseñar a su hijo a disparar y a llevarle a campos de tiro, pero en los últimos años sus mensajes muestran un optimismo que los hechos parecen refutar (se encerraba continuamente en su cuarto y apenas hablaba con su madre).

Las autoridades no han podido establecer los motivos de la masacre pero Lanza niega que se deba al Asperger. Ese síndrome "hace a la gente rara, pero no hace que sean así", por lo que cree que "ocultaba" otro problema psiquiátrico de mayor envergadura, dice.

Lanza rememora que el día de la matanza se enteró de lo ocurrido por la televisión y confiesa que se encargó del funeral de su exesposa en el estado de Nuevo Hampshire. Cuando le preguntan si hubiese organizado otro por su hijo responde: "No tengo ni idea, y nadie lo hará jamás".

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