La OTAN cree que está cerca el fin de la lucha en el país y asegura que pronto concluirá la misión

Los rebeldes libios, a la caza de Gadafi asediando Bani Walid

Rebeldes libios toman una antena de comunicación en  Bani Walid, bastión en manos gadafistas. (Foto: JAVIER MARTÍN)
Con los cañones del frente preparados, la eventual entrada de las tropas rebeldes en la desértica ciudad de Bani Walid se cocina aún en bambalinas con dos ingredientes esenciales. El primero, la aspiración de evitar un innecesario derramamiento de sangre; el segundo, no desperdiciar la oportunidad de dar caza al ex hombre fuerte de Libia, Muamar al Gadafi, y a sus hijos, Saif al Islam y Saadi. No existe garantía de que los tres se hallen en esta zona de gran raigambre tribal, controlada por clanes más afines a la familia Gadafi de la gran tribu libia de los Wafalla, pero los rumores son continuos.
Y aunque el Consejo Nacional de Transición (CNT) insiste en que sabe dónde se esconde Gadafi y su séquito de leales, ni las autoridades civiles que cabildean en Trípoli ni los jefes militares que esperan sobre el terreno sueltan prenda. El único testimonio público es el de Mohamad Bashir Saleh, identificado por la televisión por satélite qatarí Al Yazira como un destacado habitante de Bani Walid. 'No tenemos pruebas de que salió del área. Y si lo hiciera es fácil de ver, ya que los rebeldes controlan la provincia. Creemos que se mueve constantemente, con ayuda de la gente del lugar', afirmó.


FIN DEL CONFLICTO

La OTAN ya ve cerca el fin del conflicto en Libia y confía en terminar su misión 'pronto', una vez que lo que queda de las fuerzas de Gadafi deje de ser una 'amenaza' para la población, aseguró ayer su secretario general, Anders Fogh Rasmussen. El político danés no puso una fecha a la salida de Libia, pero dejó claro que la organización no demorará más allá de lo estrictamente necesario el fin de su operación, que cuenta con un mandato que expira el 27 de septiembre.

'La OTAN y nuestros socios estaremos mientras se nos necesite', afirmó Rasmussen. Cree que 'las fuerzas de Gadafi continúan siendo una amenaza para la población de Libia' y, por eso, la OTAN sigue con los bombardeos, a pesar de que los rebeldes controlan ya la mayor parte del país.

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