El ministro francés del Interior, Brice Hortefeux, afirmó ayer que desbloquearán los depósitos petroleros por la fuerza si se mantienen los bloqueos provocadas por los sindicalistas en protesta por reforma del gobierno de Sarkozy sobre la jubilación, que retrasa la edad de retiro de los 60 a los 62 años. 'Haremos desbloquear los depósitos si es necesario cuando no estén en condiciones de funcionar a causa de elementos externos', aseguró Hortefeux.
Aunque precisó que por el momento no hay riesgos de falta de combustible en el país, indicó que se han reabierto algunos depósitos 'sin mayor problema'. Reconoció que doce refinerías del país están bloqueadas con motivo de la huelga pero recordó que Francia cuenta con reservas estratégicas de combustible para casos excepcionales.
La determinación de las autoridades francesas para evitar que haya penuria de combustibles quedó clara ayer cuando algunos trabajadores de la refinería de Grandpuits, a las afueras de París fueron convocados para reabrir el centro bajo amenazas de graves sanciones. Esa acción provocó la cólera de los sindicalistas, que bloquearon el acceso a la refinería con barricadas. La tensión en el lugar era patente anoche, con una gran presencia de agentes del orden.
SINDICALISTAS
Los sindicalistas, que vuelven hoy a la acción, están dispuestos a mantener el bloqueo y, aunque reconocen que algunos camiones con carburante pudieron salir tras obligar a los trabajadores a acudir a sus puestos, señalaron que no piensan permitir que salgan más. Los representantes de los trabajadores acusaron a las autoridades de querer impedir el derecho de huelga con amenazas a los trabajadores de hasta cuatro años de prisión.
Al paro en las refinería se suman los problemas en el tráfico ferroviario, con la anulación de la mitad de los previstos para mañana en el marco de la huelga indefinida que comenzó el pasado martes contra el proyecto de retrasar en dos años la edad mínima de jubilación y de 65 a 67 para cobrar el total de la pensión. También se prevén problemas en las carreteras provocados por los camioneros, que prevén acciones de bloqueo de la circulación en puntos concretos del país.
El ministro de Trabajo, Eric Woerth, descartó rectificar los puntos más importantes de la reforma y se mostró satisfecho de que la pedagogía convenza cada vez a más franceses de lo imprescindible de su plan. En el Ejecutivo consideran que esta semana es clave porque notan cierto hastío de los manifestantes y porque la aprobación de la reforma avanza en el Senado, donde tienen previsto votar el texto el próximo miércoles. Después de esa votación faltará un trámite parlamentario para adoptar definitivamente la reforma, pero el Gobierno francés considera que una vez el texto esté aprobado la movilización en la calle flaqueará todavía más.
También juegan con el calendario los sindicatos, que saben que no pueden mantener eternamente a sus bases movilizadas contra este problema.
La determinación de las autoridades francesas para evitar que haya penuria de combustibles quedó clara ayer cuando algunos trabajadores de la refinería de Grandpuits, a las afueras de París fueron convocados para reabrir el centro bajo amenazas de graves sanciones. Esa acción provocó la cólera de los sindicalistas, que bloquearon el acceso a la refinería con barricadas. La tensión en el lugar era patente anoche, con una gran presencia de agentes del orden.
SINDICALISTAS
Los sindicalistas, que vuelven hoy a la acción, están dispuestos a mantener el bloqueo y, aunque reconocen que algunos camiones con carburante pudieron salir tras obligar a los trabajadores a acudir a sus puestos, señalaron que no piensan permitir que salgan más. Los representantes de los trabajadores acusaron a las autoridades de querer impedir el derecho de huelga con amenazas a los trabajadores de hasta cuatro años de prisión.
Al paro en las refinería se suman los problemas en el tráfico ferroviario, con la anulación de la mitad de los previstos para mañana en el marco de la huelga indefinida que comenzó el pasado martes contra el proyecto de retrasar en dos años la edad mínima de jubilación y de 65 a 67 para cobrar el total de la pensión. También se prevén problemas en las carreteras provocados por los camioneros, que prevén acciones de bloqueo de la circulación en puntos concretos del país.
El ministro de Trabajo, Eric Woerth, descartó rectificar los puntos más importantes de la reforma y se mostró satisfecho de que la pedagogía convenza cada vez a más franceses de lo imprescindible de su plan. En el Ejecutivo consideran que esta semana es clave porque notan cierto hastío de los manifestantes y porque la aprobación de la reforma avanza en el Senado, donde tienen previsto votar el texto el próximo miércoles. Después de esa votación faltará un trámite parlamentario para adoptar definitivamente la reforma, pero el Gobierno francés considera que una vez el texto esté aprobado la movilización en la calle flaqueará todavía más.
También juegan con el calendario los sindicatos, que saben que no pueden mantener eternamente a sus bases movilizadas contra este problema.
