El hartazgo por una situación que se repite semana tras semana, domingo tras domingo, motivó ayer por la noche la rebelión en Carballiño de los pasajeros del regional que cubre la línea Ourense-Santiago, que impidieron que el tren arrancase hasta que Renfe enviase un autobús para transportar a los viajeros que se habían quedado sin plaza, víctimas de la mala planificación de Renfe.
La historia arrancó con un retraso. El provocado por la avería –algo habitual– del tren que habitualmente cubre la línea entre la capital de la provincia y la gallega. En su lugar apareció un tren turístico. Con menos plazas de las suficientes para atender la demanda de viajeros en Carballiño. Eso provocó que muchos de ellos –que ni siquiera pudieron comprar el billete en la propia estación, con el servicio privatizado– quedasen sin el asiento que les correspondería. Les tocaba ir a Santiago de pie, o en el suelo, o quedarse directamente en tierra. Pero los pasajeros se negaron, esta vez, a aceptar la situación.
"Dixéronlle ao revisor que se non poñían un servizo alternativo –algo ao que Renfe negábase– non deixaban arrancar", explica una joven que iba en el tren. Ahí la tensión se recrudeció. "Trasladaron ao revisor que se facía falta baixaban á vía para evitar que arrancase o tren". El revisor llamó a la Guardia Civil. Aparecieron dos agentes. Y pasó una hora y media.
Al final, Renfe puso un autobús alternativo. Y los pasajeros arrancaron la marcha. Con casi dos horas de retraso. "E aínda por riba cobráronno o billete", comentaba con retranca esta usuaria, ya en Santiago al filo de la medianoche.
