Punxín cumplió con la tradición de subastar la carne de cerdo ofrecida a San Wintila

Un momento de la subasta de la carne de cerdo. (foto: Martiño Pinal)
La celebración en honor de San Wintila reunió un año más a cientos de devotos que asistieron a las misas oficiadas a lo largo de la mañana en Punxín. Las ofrendas, sobre todo de piezas de carne de cerdo, fueron posteriormente subastadas a las puertas de la iglesia.
Los vecinos de Punxín honraron ayer a San Wintila para que favorezca sus cosechas y cuide de la salud de sus animales. Cientos de devotos se desplazaron hasta la iglesia de la localidad en cuyo altar se encuentra el sarcófago prerrománico (siglo IX) con los restos del santo para asistir a la celebración de la misa y, asimismo, depositar sus ofrendas. A San Wintila se le atribuye que las cosechas sean buenas y que los animales se mantengan sanos, por eso, los vecinos de todo el entorno le ofrecen productos del campo como huevos y pollos, aunque lo más abundante son las piezas de carne de cerdo.

Asimismo, un año más cumplieron con la tradición de despachar las espigas de maíz, que previamente fueron bendecidas por el párroco, y que se destinan a los animales. A cambio, la iglesia recibe los donativos que los fieles consideran oportunos.

Posteriormente, a las cinco de la tarde tenía lugar la subasta popular de la carne, en la que predominan las lenguas, lacones y cachuchas, por las que pujaron un grupo de asistentes. El ritual se desarrollo en el exterior de la entrada principal de la iglesia que lleva el nombre del santo.

A lo largo del año son muchas las personas que se acercan a ver la iglesia y el sarcófago que guarda los restos del ermitaño que residió en los montes de este entorno de Punxín.


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